lunes, 29 de abril de 2013

GRUPO DE POESIA DE LOS SÁBADOS 28-04-2013




GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA 
(Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 110, 27-04-2013
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Dibujos: Miguel Oscar Menassa














DE QUE QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR

Huir e inventamos caminos
perfuman,
se alejan.

Huir es visceral,
no se termina nunca.

Galopo sobre tu figura.
La belleza viene a mis ojos
a detener las exigencias.

Iniciamos
como se estremecen las vertebras
frente a los entrenamientos.

Claro, viva para eso;
conciliar y retorcer
los hemisferios de una vida.

Clémence Loonis





DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR
“Huir de todos
de uno mismo.
Huir es imposible” MOM

Deambulo  
tormentosa
con el viento.
El parque me devuelve
árboles  silenciosos
sombra
de elegantes  flores
vaivén
ecos de palabras
que no entiendo.
Partí de donde estaba
olvidé
hacia donde iba.
Una nada
diviso  en la penumbra.

Preocupa
presente sísmico
con lentes de locura,
envuelven enredaderas
melancólicas  que
asfixian y arrastran,
rayo prisionero
en una jaula,
sin fuerzas,
ya ni el canto
para la espera.. .

De todo esto
me hubiera gustado huir.

Rosalba Pelle

¿DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR?


De qué quiero o me gustaría huir
sino de este signo de cadáver
que impera sobre mí.
Esta mácula ardiente
que resuena con su nefasto timbre
de última hora
viene a dar su pésame sangriento,
como un muerto que flota
en un sombrío océano
entre páramos de fuego.
Equidistante de la plegaria
mi alma huye del infierno
buscando piedad para sus
pobres pecados capitales:
No vencerás a la muerte
con un verso,
ni harás con ella tu túnica nupcial.
No desearás del prójimo
tus propios deseos,
ni objetarás que hay un hombre
para cada hombre
y demasiadas mujeres
en una sola mujer.
Huir, quisiera huir de estos verbos
que tan bien se conjugan con un fin
o con un comienzo
que yo no habré de conocer.
¿De qué huyo sino de esta carne exhausta
que entre besos y excesos se consume
y me deja ver en sueños su cadáver?


Ruy Henríquez

¿De qué quiero o me gustaría huir?

¿De qué huye una mujer sino de su destino?

Ella lava la ropa junto a otras compañeras
y la dejan secando al sol.
Los hombres vuelven del trabajo y no se detienen.

De qué huiré para haber caído el siglo pasado
cuando la mujer no tenía futuro y el hombre tampoco.

Caer en una frase para llegar a algún final
deslizar mis manos sobre tu cuerpo
y sentir que la vida puede ser múltiple.

Entrar en esa página que no sé por qué mundos
habrá de llevarme ni con qué personajes me tocará
hacer el amor.

Ni llegué a la página, quizás por esa costumbre
de no saber de tu cuerpo,
de negarme permanentemente al amor.

Cruz González Cardeñosa

 DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR

Todo lo que bajo tus piernas enamoradas velas con ternura,
pétalos abiertos en un amanecer solitario,
fresca aurora de dormir apacible sobre el sol,
y el fuego mortal de estatuas que observan mi desnudez por el pasillo
mientras río de felicidad.

Quiero huir
pero te espero siempre entre bosques de coníferas a que llegues
devorando la luz de toda la cordillera
acabando con las ilusiones, para llegar al amor.

Susana Lorente


¿DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR?
                Pero lo que perdura, eso es obra de los poetas
                                        F. Hölderlin
Sopla el viento sin mensajes dormidos
y aborrezco las manos que delatan sus razones,
cuando el tiempo camina hacia su destino.
¿No quieres despertar  el latido de los que siguen dormidos?
¿Quién quiere silenciar el ruido de tu simple libertad?
Ni el frío ni el amor aplacan los bordes de tu cuerpo.
¿De qué quiero huir o me gustaría huir?
Me hablas de las cosas más sublimes
y una fría lágrima se desliza por la bruma
que oscurece mi fulgor desorientado por la tristeza
de la huida que se esconde tras la pertinaz sequía.
Se abre el horizonte a las placenteras conversaciones
entre amigos y la alegría viene a mi encuentro,
y brindo por no caer en el combate donde no caen los fuertes.
¿De qué quiero huir o me gustaría huir?
Sólo quiero permanecer entre la austeridad de la lejanía
y los sueños que no se apagarán mientras una gota de vida
circule sobre la página que late cuando respiro.
Me quedo aquí, despierta, en los poemas que me hacen vivir.

Amelia Díez Cuesta

POEMA
¿DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR?

Derrotado el
porvenir,
la democracia del empujón
prohíbe
la estrella
que aparece
y desaparece.

Lluvia que bebí después de la tormenta
en los márgenes de la excrecencia
y de la crueldad,
al azar
de la empecinada
estructura
de clases.

Alteraciones dramáticas
de la niñez,
fracasando a lo grande
en los brazos de
legendarias rúbricas.

La modernización
de la sospecha
oculta en una sombra
el brillar del cosmos.

Horizonte que estalla
entre las manos del que lo roba.

En otro mapa,
huyo, a caballo,
de los culpables.

Virginia Valdominos


¿DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR?

De qué huir sino de lo que no llegó aún…

Pero hoy no quiero huir.
Quiero estar donde estoy
vivir la vida que estoy viviendo.
Cuidar de la que me da cobijo
de los que me acompañan desde hace tanto.
No quiero huir.
Quiero poder escribir unos versos
algo que dé sentido a lo vivido
que haga cuajar la vida.
El trabajo, una sonrisa, muchas palabras,
las profundas caricias de la noche,
esa vibración enloquecida,
que  flota todavía en el aire.

Esta  vez no quiero huir frente a las constelaciones de la vida.
Frases escritas sobre la tela del tiempo
                                                                      pondrán en vilo a la muerte.

Claire Deloupy



¿DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR?

Quisiera huir de estatuas
en oscuridad de ataúdes,
inexistentes en mi infancia.

Me sumerjo en historias,
como vaca sangrando cielos
esperando aquel niño
que afila su navaja,
para comerse al animal.

Me gustaría huir
de la conjura en mi agonía,
tramando mapas de selvas
y el infierno de insectos
que roen recuerdos.

Huir de flores maniatadas
en interminables multiplicaciones,
ácidas raíces empapadas
en aceite de ballena
respirando violines sin cuerda.


Jaime Kozak

DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR

De los muertos me asusta la guerra,
el arpegio violeta del silbo silencio y
la mutilada armonía del único superviviente libre: el humo.

De los vivos me asusta la imagen de padre en el espejo
el bigote fino de poblado castaños en el valle y
un arrebato de campana señalando el fuego.

Me burle de todos los carceleros modernos
hurté cancelas como doncellas de plata y deshice con los pulgares el amor.

Las batallas perdidas de abuelo y el truhán canto del recuerdo,
inventando, de memoria, te puedo recitar.

Esperé sumergido entre los libros el bombardeo informativo
como aviones de papel invadiendo nuestra alcoba con misivas
de rendición por la costumbre de nacer en algún vientre del sur.

Ahora todo el futuro me busca, las rotativas escriben mi nombre en las portadas
mi rostro ha sido pintado, ya no puedo fingir ni la tristeza de huir por el triunfo.
La voz recorre olímpica y virtual el norte de mis manos
que insolentes en la belleza de tu pecho
pernoctan sigilosas el naufragio último, la caída del primer héroe huido.

Me gustaría y quiero huir de lo mismo.
Sin embargo los censurados documentos
solo coinciden en las huellas digitales de un extraño que porta el mismo
nombre en la solapa del gabán que reposa mi talle de cera en el museo.  

Carlos Fernández

DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR
Entretenida en los pliegues de la voz,
caigo en el sigiloso espacio del color.
Tendida en certeras cavilaciones,
huyo en mi atrevido canto,
abro la mirada a distraídas letras
que disuelven los dolores del ayer.

Hoguera ritual donde la nostalgia
se evapora en la nutricia bruma,
rodea los inacabados verbos
que clavan los músculos
a la sed de mis deseos
produciendo sus mágicas transformaciones

Escapo de la trampa de la culpa
donde insomnes imágenes esconden la mirada
en el arcoíris gris huérfano de sol.

Helena Trujillo
                    
DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR





Huyo de lo mismo que cualquiera.
Es que, cuando veo a alguien huir de algo,
no lo puedo resistir... ¡Corre!, ¡corre!
-En un estado de fútbol murieron
dos mil personas así: Alguien empezó a huir.
Escuché un ruido; será mi padre excitado
rozando la mucosa del deseo.
Será el latido del pequeño miembro
abrasándose en el fuego eterno.
El péndulo genital huyendo
de la guillotina hasta la horca
con la cabeza hinchada de cólera...
Mi mamá me dijo que huyera
sobre el dolor de mis hermanos,
por eso corro sobre todo
hasta la fecha.



Kepa Ríos Alday
                  
DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR
Ni huir ni arremeter
Conversar tranquilamente
Miguel Óscar Menassa

Esta vez no me gustaría huir a ningún lugar
Esta vez me gustaría permanecer en alguna frase
Amar el piano de algún atardecer
Ser una bandada de pájaros en tus labios
Ardientes y amados labios
Poesía
“Dein verliebter Mund”
Banderas en palabras
Canción militante de la humana condición
Una valiente manera de vivir.

Paola Duchên
DE QUE ME GUSTARÍA HUIR
No sé, a veces me aferro a la impotencia
como si ella fuera la única que conservara la orgía y el olvido
una mezcla venenosa que disuelve el corazón,
y sin embargo le permito que me habite.

Sumergida para siempre en un océano sin imágenes,
mi piel se enfría y se atropella en una tierra
por la que escapo en todas direcciones
buscando una ciudad, un techo, algún idioma.

Llego furtiva a un reseco lugar vacío de vestimentas y de muebles
que se abre a una llanura blanca a lo largo de mi espalda
por donde corren perlas que son lágrimas
y no aparece ningún pájaro en mis sueños,
aventando las llamaradas que son sólo fiebres de costumbres,
esas enfermedades que inundan mi memoria.

En la inconstancia que se tiende al sol
el desorden cierra mi boca como si hubiese muerto,
y huyen de mí los vocablos de la cópula
y la savia se trastoca y me regala un poco de locura,
hasta caer en versos de salud tenebrosa
que anticipa en un tambor lleno de polvo
el sonido de piedras que serán mi única fortuna.

Recojo mis palabras de idiomas insaciables
y huyo de alguna pasión de soledad
sin reconocer si estuve aquí o en sueños.

Recobro el grito aquel de la desgarradura
y busco en un estado incierto huir
porque los exorcismos no me alcanzan
para curar el desamparo de haber vendido el alma
a un ovillo de garfios que se enclavaron en el tiempo
como si éste fuera una montaña
o la roca de algún paraíso de profundos reinos agotados
donde me someto.
Y huyo volando como el tiempo de las estaciones
para lavar lo que no aconteció de mi existencia.

Son ofrecimientos de quietud donde gestos antiguos
comandan la inefable desgracia del insomnio
peleándose con la implacable luz del mundo llena de furia,
que estrangula con filo de navaja
los latidos de sangre hechos de desvaríos,
alcoholes de quemar que caen en el sitio
de algún destino ennegrecido.



Norma Menassa

QUiERO O ME GUSTARÍA HUIR…

Me gustaría huir de los saldos negativos,
de los lazos que pesan como lozas,
del azul desteñido de la rutina,
de la estupidez que apoltrona el cerebro.

Quiero huir de un  país en decadencia,
de las garras del mercado despiadado,
de la ignominia de los políticos corruptos,
de un país donde salud y educación
respiran en la papelera su agonía.

Ahí donde la ideología dispara contra el hombre,
odio y amor se entrelazan y enredan
dando tumbos sobre la universal arena
que no guarda en su memoria la huella del progreso.

Olga de Lucia




ME GUSTARIA HUIR ( a Pajarito Zaguri – 22/4/2013) 
                         “Un pájaro que vuela hacia arriba, no alcanza los cielos, pero                  
se eleva por encima de los techos y así escapa” RUMI

Me gustaría huir para quedarme, atravesar la bruma.
Genio iluminando la vida detrás de las miradas,
destrozando olvidos que clausuran el vuelo,
y agitan tenuemente la agonía.
No querer triunfos inmerecidos,
ser ligero como el tigre alcanzando su presa,
evitar el horror de tener que callar frente a la farsa.
Huir del poder que maneja ebrios zarpazos extranjeros,
¡No necesitan nuestras alforjas estar llenas!.
Me gustaría huir de los posibles tesoros prometidos,
que no alcanzan la gloria merecida.
Quisiera no tener vanidad que acompañe mi nombre,
para vivir soñando la llama que el amor posee,
suaves caricias, delicada seda.
Huir de los miserables que sin tener nada .
son reyes de un espacio colmado por ellos mismos,
a su antojo, apariencias de la verdad. 
Me gustaría no tener un único deseo y seguir
el camino aturdido, borracho tránsito dionisíaco.
Aprender del incierto abanico solitario,
del misterio como un ingenuo niño
que deliciosamente juega a ser mañana.
No temer a los pobres que son célebres,
ni querer la monotonía de todos los instantes.
No ser amable con el torturador,
ni ser amigo de cualquier farsante.
Levantar la cabeza para mirar más alto cada día,
y esperar la salida del sol que siempre llega,
sin pretender iluminar la noche oscura con blasfemias.
Huir de lo que el tiempo fue dejando atrás,
no volver a ningún sitio con las manos atadas
sintiéndome culpable de haber perdido algo,
de haberme equivocado.
No encender por las noches fuegos innecesarios,
guardar lágrimas frente al monstruo dorado de la suerte.
Festejar que los muertos estén muertos, “lo que se fue, se vaya”.
Recordar el aroma de las flores y no amar la tortura, ni las armas.
Ser como el cristal, transparente frente a la transparencia,
y opaco frente a las sombras que ocultan las verdades más altas.
Borrar a todo reino que no tenga de alimento bálsamos para el alma,
y en las noches de desilusión, estar con los amigos amables
contando cuentos que nos pertenecen,
historias del camino donde el lenguaje manda.
Me gustaría huir del silencio mezquino que tiene un único interés,
atacar por atrás más confiado, destruir su inocencia.
Me gustaría apagar las luces cuando no queda nadie y esperar
manantiales gloriosos que nos serán ofrecidos
en cada reposo donde detengamos el paso,
para seguir viajando hasta el final del recorrido.
No perdonar al traidor, desenmascararlo,
no temer que la voz se ahogue en sangre,
que los estériles gestos desalmados sean ajusticiados.
Un día el mundo será para los santos, vasto jardín sembrado,
en cada puerto se escuchará,
el canto matinal del viento sin naufragios.
Huir tendrá sus recompensas,
festín para los mendigos cuando llegue el rey
y sean vistos los justos, los amantes, los sabios.
Nadie aceptará la limosna ofrecida por tercos oficiales
de un mundo que se desploma frente a la claridad astral.
El valor de las joyas no se pierde en el fango, y el brillo
lo guarda para ti el amigo, el hermano.
Quisiera huir de mí, para encontrarme.

Lucía Serrano

¿DE QUÉ QUIERO O DE QUÉ ME GUSTARÍA HUIR?
“Atacar con fuerza todo deseo de pobreza” MOM
Como los lestrigones y los cíclopes
que el gran griego inmortaliza en su Ítaca,
esos monstruos creados por el miedo del hombre,
la pobreza se alza, poderosa, sobre sus pies descalzos.
A veces, lo sucio me conmueve,
la hediondez más extrema,
lo súbitamente podre,
lo maltrecho, y quiero que me ames
entre las inmundicias,
basuras y detritus de humanos escorpiones.
¿A qué temo, que vertientes oceánicas,
qué fantástica imagen de azoradas
serpientes en su nido, me detiene?

¿Y si sólo tropiezo con mi sombra,
ese doble que se yergue misterioso
y me atrapa en esa figura que devuelve el azogue?

¿Qué cadena?, ¿será el presentimiento
de esa dama que al final del camino nos invita
a confundirnos con la tierra?

hay grilletes de oro y esmeraldas,
hay cárceles de mármoles y sedas,
y hay veces que los versos de los grandes,
como gemas preciosas,
me deslumbran,
y ando ciega por el mundo unos meses,
viviendo en ese verso.

Hay riquezas que el alma transfiguran,
pero la mesa hay que ponerla a diario,
y el pan que sobre ella se desmiga…
y cada vez son más los que no pueden
cama, mesa, ni techo…
¡me gustaría tanto huir de esta pobreza!

Alejandra Menassa 

DE QUÉ QUIERO HUIR O ME GUSTARIA HUIR
Si tuviera que huir de la peste que infecta
cada día un palmo más de carne
tomaría un tranvía para viajar despacio,
porque salir corriendo no garantiza protección.
Si cayeran misiles desde un cielo de odio
correría a esconder entre la multitud
que clama por su dignidad.
Si el enemigo me enfrenta podría encararle
y salir victoriosa o replegar las velas
si el viento no fuera suficiente.
Pero a veces me asusta el crujir de la madera
en noches de silencio poblado de fantasmas,
y no vale correr o caminar despacio
cuando la tristeza muerde la sonrisa.
Imposible acertijo porque la velocidad,
cualquiera que sea, no es la respuesta,
tiempo y espacio no es una buena combinación
cuando lo que quiero dejara atrás va conmigo.

Pilar Rojas

HOY QUIERO QUEDARME.
Ayer escribí: “huir, es imposible…”.  Entonces el maestro, sabiamente, me preguntó: _”¿De qué le gustaría huir?”

Hoy he visto despertar los pájaros.
Tenían un deseo de cielo entre las alas, y algunos
un perfume de abeto y de naranjos.
Maravillada, tembló la rama un momento inolvidable...
y despegaron.
Sobrevivo al milagro y de repente, alguien me regala una locura:
esta manera de vivir todo el tiempo el amor en el cuerpo con los ojos abiertos.
Esta forma de sentir el corazón aleteando en los labios y agigantar las manos.
La terrible osadía
de construir el mundo al costado de las sombras:
multiplicar la luz entre las hojas, al filo del crepúsculo que apura.

Y aún otra locura.
Como parir rosas sin espinas.
                                           Un adagio de Albinoni.
                               Un capullo de seda entremezclado
                                                                   de estrella y de tormentas.

Y hoy quiero quedarme,
es sublime sentir el camino en mi piel
que inauguran sus manos.
Y me atrevo
toda pluma hasta sus brazos.
Hacia arriba. Infinita  hasta su boca.
Vuelo en vuelo, hasta el sitio más preciado de la rama.

Norma Demaría


¿DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR?

La ciudad está llena de muertos sin tierra.
Han colonizado el corazón del mundo
con su lúgubre tristeza.

No hay reposo para su agónica presencia.
Son muertos actuales,
viven entre nosotros, en este siglo
y nunca podrán escribir su historia.

Sus manos están vacías, sin lirios
y su voz es seca, suplicante.
No amenazan,
están cansados de lucir colores desteñidos
y lo peor,  ya no pueden perpetuar  su extirpe.

Hay un sonido amargo, con intervalos guturales
donde sus gemidos recuerdan al viento,
germinando párvulas criaturas
en inesperados vientres.

Hay tanto temblor en la raíz de sus ojos
como jirones de angustia,
deslizándose sobre sus mejillas ausentes de amor.

No encuentran sus sueños,
porque no tienen vida próxima
y por mas que vivir no pueden
les cuesta abandonar caminos
no transitados,
escondidos en la memoria.

Nadie los mira, temen al contagio.
les niegan la sal para su sosiego
pero también  la cal
para disolver su rostros,
su presencia ambarina en un mundo espectral,
ausente de vida, ausente de muerte.


De su lenta conmoción
un atributo sobre su estandarte
declara el estado de queda.

Estos difuntos, ocultan
su dolor porque son el pan cotidiano
que Dios no nos dejará de dar.

Miguel Martínez Fondón 

DE QUÉ QUIERO O ME GUSTARÍA HUIR
 
Del tiempo,
de su exacta medida en el espejo
mientras tu voz atestigua
mi templanza.
 
Quiero huir,pero no lo haré.
 
 
Carmen Salamanca Gallego.