lunes, 29 de octubre de 2012

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 27-10-2012


                                                    
                                                   
GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 94, 27 10-2012
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Dibujos: Miguel Oscar Menassa
                                                            

VIVO ENCADENADO A…

Vivo encadenado a la tierra que habito,
sus gentes laboriosas, de sangre nutricia,
desgarran las montañas, dan luz
a los verdes brotes de las gargantas.

Soñadoras presencias, dispersas en la certera madrugada,
nutren con sus líquidos perfumes el alimento del mañana.
De amores inconclusos, libres al yacer del tiempo,
acarician con sus manos firmes la piel del mundo,
abriendo sus poros al nacimiento de la vida.

Encadenado a las pasiones de los que no conocen el cansancio,
habito en las pobladas páginas sembradas de fibras,
puntales aferrados al corazón de las cosas,
arranco de la esclavitud del hombre,
las míseras angustias y entrego mi pasiones
al rigor imperecedero del sabio labriego.

Helena Trujillo
                                                      

VIVO ENCADENADA A…


Mi sangre esparcida sobre la alfombra
no late, esta a merced de cualquier deseo
tiene soledad, se zambulle en los reflejos.
Ha bastado la lógica para encajar
tu cuerpo en mi cuerpo y otras promesas
pero la distancia es mi mano no tus ojos.
Y no vale decir que la libertad es este tajo
donde naufragan las frentes mas preciadas.

El aroma, el resumen del tiempo
plancha las lágrimas extenuadas.

Hemos sido alcanzados.


Clémence Loonis

                                                         

VIVO ENCADENADO A…
Bajo los suburbios de la mansedumbre
y por encima de la inalterable venganza,
repto como humano sin urdimbre,
como un anhelo sin furia que lo aliente,
ni ramaje que enarbole su escafandra
ni liturgia dormida en  brazos desconcertados.
Vivo encadenada a la palabra que huye
cuando sin compasión cedo mi territorio
y el impacto me impone volver a empezar
una vez más, un nuevo goce, efímero y voraz.
Nada espero de mí,
soy una narración sin narrador,
un guante sin nada que guardar,
una sombra que huye desesperadamente,
un tajo siempre dispuesto a entregar su secreto,
un fuego lejos de la súplica y el sacrificio.
Vivo encadenada a este goce inevitable.

Amelia Díez Cuesta.
                                                                 

VIVO ENCADENADO A…

Tu corazón, está tranquilo, 
enamorado sobre mis cadenas, 
en un reposo donde pluviales tardes 
segregan el aliento 
que ausenta la soledad.

¡Qué suavidad la de tus cadenas!
¡Qué vida derramas sobre mi pecho!
Qué lujuria de porvenir, cuando abrazada
al oráculo de mi abismada mirada
te dejas caer para ser camino
de flores sobre manos cruzadas.

Aguardando mi llegada,
con tu júbilo íntimo
celebras mis caricias
y te ocultas como fruto avergonzado
que cae maduro del árbol
que nos cobija.

Yo te recojo y tu humedad de rocío
calma ese valle desierto que es mi boca
y con la misma ternura con que lleno
tu habitáculo de sonrisas,
soy capaz de navegar
por la vereda de tus mares alados,
encontrando en tus gritos
tu presencia, siempre verdadera,
en los mil días venideros

Estas cadenas
que me amarran a lo celeste de tu cintura
llenan con tu infinito
esa soledad fugitiva que me invade
cuando miro hacia atrás y sólo veo
la sombra de antiguas voces
queriendo salir de sus cámaras mortuorias.

Devoro mi angustia, mi soledad
porque hallo tu corazón
cuando invoco tu ternura.

 Miguel Martínez Fondón.



 VIVO ENCADENADO A…


Como pueril alquimista ultrajado
empuñando afiladas hojas de un decir barato,
sumo a la aturdida espera del amor
un soplo de nostalgia para vivir encarcelado.

No son métodos acaudalados
los que entretienen a sabios y plebeyos,
son las consignas más ancestrales
las que custodian el álgido atardecer.

Cancioneros con halitosis permanente
repiten una y otra vez, como en un susurro,
aullidos que templan la paciencia,
vítores y palmas que traspasan los tímpanos.

Vivo encadenado a sentimientos suicidas
a plataformas tiránicas que lanzan mi cuerpo
a distancias desconocidas donde brillan,
como diamantes, los últimos suspiros del hombre.


Magdalena Salamanca





VIVO ENCADENADO A UN TEMBLOR

 

Vivo encadenado

a difusas insistencias,

sombras acústicas

anudando unas con otras,

pieles muertas.


Ausencias intermitentes

en las que he creado mi infierno
y con avidez lo habito.

Permanezco al pie de lentas,
aletargadas vísceras
atravesando tiempos.

El temblor,
duerme en estrechos cauces,
cabalga imaginados océanos,
recintos varoniles.

Fuera de eso,
sostengo con tesón estos ancianos minutos,
alejo lamentos, quimeras desoladas,
me muevo en otras intensidades.


Jaime Kozak
                                                                     

VIVO ENCADENADO A…
Vivo encadenado al futuro requiebro de la voz.

El quejido taladra otra vocal de mármol y, el acento a destino,
de su ronca pasión gitana escapa de los labios como un suspiro.
Son migajas de pan en los bolsillos estos recuerdos:
tardes de pana trabajando en el telar de los sueños
toda la sed posible.

En invierno, casi desierta la calle, el amanecer despertaba en el tajo y,
ya sin sol, pero con hambre, volvía al hogar.
En noches de tormenta, aún escucho, arrastrar los huesos
descoyuntados, camino del cementerio,
el temblar de las tibias, las manos descosidas y la hueca calavera
con algún despojo de carne pegado en la frente.

La casa de la sacramental no tenía techo, una leyenda decía:
enterrarlos boca arriba,
a los muertos les gusta la lluvia, el vuelo del vencejo en invierno y las estrellas.

Vivo encadenado al futuro, estos eslabones en los tobillos,
en las muñecas, son el peso del miedo a la cuneta, donde docenas  
de cadáveres sin ropa, los más recientes aún con ojos, yacen
libres de las cadenas.     

Carlos Fernández
                                           
VIVO ENCADENADO A...
Vivo encadenado a un pesado salvavidas,
vivo en el mar como si pudiera
vivir en otra parte. Y sueño
poder volar sobre la muerte, y sigo
flotando un poco con la idea hundida,
con la piel ahogada y la cabeza
más arriba que el cuerpo, pero
más abajo que los sueños
del agua evaporada.
Vivo encadenado por el oro,
el oro totalmente ajeno.
Oro sin mí para quejarme,
son mis dientes de oro para comprobar
la dureza del marfil. Vivo
encadenado a la miseria,
porque el lujo es útil y no sirve
para morir encadenado,
ni para salvarse encadenado. Por eso
vivo encadenado a aquel cerrojo
cerrado en falso
que no pueda forzar.
Kepa Ríos Alday
                                                                         
 VIVO ENCADENADO A …

Ahí están las voces de los poetas
Las imprescindibles, las más necesarias,
Las que hicieron de su vida una canción
Un canto alado que cruza todos los tiempos
Con su humana voz fabricada en los suburbios
Alimentada del trigo libre y noble
Forjada con el hierro sudoroso de las oscuras galerías del alma
Timbrada con la música de la esclavitud continental
Las espaldas, las banderas, el barro  y el metal
Y los niños alrededor, en cada paso,
Molestando con sus gritos, con sus primeras palabras a la vida
Eah, niños, largo de aquí,
Salir de este poema
La leche de que debéis alimentaros está en otra parte,
corred, corred, buscad los brazos de vuestras madres
De aquel incendio en vuestros pechos,
Luego vendréis a mí, volveréis al  poema, pero ya alimentados
Silencio. Silencio. Los muertos también necesitan vuestro silencio
Ya volveréis a jugar saltando entre las tumbas
Pisando entre la hierba fresca, entre las flores cortadas siemprevivas
Con vuestros alegres pies cercenando la madre tierra
Ya volveréis, ya volveréis… y seréis millones
Cantando en la víspera del año nuevo
Los niños del mundo
Los niños de la patria nueva
Los alegres niños solitarios, los niños poetas
Vivo encadenada a ese murmullo
 A ese rumor de vida, de voces humanas
Palabras escritas en el sueño milenario…
Haremos el mundo todo de nuevo!



Paola Duchên
                                                           

VIVO ENCADENADO A ESTAS PALABRAS


El reo desconoce cuánta libertad tiene en su cadenas.
El singular aplomo, el vértigo sinuoso,
el febril espasmo que de su espejo se libera,
cristal enmohecido por los vapores del ciego destino,
parecen anunciar que este esclavo,
este condenado a sus galeras infernales,
habrá de salvarse en un resquicio,
pues entre eslabón y eslabón
el cielo despliega toda su grandeza,
y aún desde su celda puede oír cantar al viento
más allá de su ínfima materia.


Ruy Henríquez

                                                                       

VIVO ENCADENADA A...

Al rítmico palpitar de tus manos
cuando modulan la corteza de la historia.

Al estruendo marítimo de la libertad,
cada vez que estalla entre alma y corazón.

A la luz entreabierta del futuro,
mínimo destello de pasión, cada amanecer.

A la furia animal del pensamiento
cuando mi carne reivindica su poder.

Encadenada al instante final
que hará de mí, puro rastro, leve recuerdo.

Vivo
         encadenada a la vida.

Carmen Salamanca

                                                       

VIVO ENCADENADO A LAS PALABRAS

Escucho una voz constante entre mis horas,
una natural manera de habitar mis rincones,
de pasear a mis costados cuando camino,
de hablarme todo el tiempo de mundos desconocidos.

Vivo encadenado a todas las palabras que esa voz provoca,
vivo esperando que llegue entre mis pasos,
que descubra lo que sin ella jamás hubiese conocido,
es a ella a quien encadeno todos mis momentos.

Habitante mas que humano, ¿donde te escondes
cuando no te encuentro? Cuando no me hablas?
Cuando todo sin ti es silencio y el mundo es mudo?,
cerco inviolable, imposible poder con tanta altura.

 Lucía Serrano. 

                                                                    
VIVO ENCADENADO A…
Llegaste
con pasos lentos
amante del silencio,
llegaste
con palabras cansadas,
con el cuerpo lacerado
sin aliento…
Y el amor con la pasión
se complotaron
más, eras escombro,
pájaros grises
encorvaban tus  hombros,
eras árbol viejo de heridas ramas.
Con amapolas en mis dedos,
sequé tus lágrimas,
acompañé tus pasos
hacia la barca enamorada,
corté ligaduras inhumanas
que silenciosamente
destruían  tu jornada.
Quiero que recuperes
la atlántida perdida de la  risa,
que huracanes no hinquen sus dientes,
resucitar el deseo de las cenizas,
te empujo a la muerte
en medio de angustia existencial
para que renazcas mañana
hacia la inmortalidad que te reclama.
Vivo encadenada al pasado
pidiendo a Dios
que acontezca en mi costado.

Rosalba Pelle
                                            

VIVO ENCADENADO A….
                                                                                    Norma Menassa
Me prometí volver a encontrar
el acontecimiento aquel del desconcierto,
el primer asombro de una brisa tocándome el rostro
como si para mi, un bosque de álamos se desplegase en abanicos.
Llegó Noviembre y su contrapartida enrareció mi atmósfera
que tuvo con el bosque acuerdos diferentes
porque todo había cambiado
ya que ahora estaba en otro lugar del planisferio,
al norte, no en el sur
y el cielo me miraba desde constelaciones ignoradas
de las que me quejaba porque no había admitido
que tenía que llegar a conocerlas para que hablen conmigo
cada vez que las mirara.
La luz no había plasmado en el mismo celeste
y sólo un pájaro perdido aparecía en el pequeño patio
con pequeños saltitos
pero nunca escuché el llanto de su canto
cada vez que se acababa el día.
Me sorprendía ver como habían escapado de la muerte
las monumentales piedras en las que veía reflejada
la sombra y el sudor de los caballos que caían
en las calles que subían y bajaban en raudos laberintos
ocultando batallas de conquistas y lluvias penetrando
por grietas que acababan en atroces ruinas
explotadas por el estruendo de los años.
Leía con avidez un libro de héroes trajinando entre ruedas estrechas
y quería que pasase un pregonero gritando mi nombre en las esquinas
haciéndome culpable de la ruina de Roma y de haber secado
la sangre de los bárbaros en una historia no del todo comprendida,
con hombres austeros y doncellas encerradas por embustes.
Yo venía del llano,
de una pradera extensa con mujeres de delicadas manos
ofreciendo la trama de sus sueños en enredadas sombras,
prendiendo antorchas que salían al encuentro de la luna a medianoche,
para espantar las ánimas.
Los hilos de colores se entremezclan en la manta que cubre mis tobillos
ahora encadenados como torres gemelas a mi propio camino,
aquel del airecito del comienzo, y me quedo aquí,
para hablar largo y tendido, del poema de amor
que escribíamos juntos como viejos orfebres,
las tardes de los sábados.

Norma Menassa
                                                 

VIVO ENCADENADO A…
                Carta de un votante del PP (que por supuesto, no soy yo) a su Presidente electo.
No tenga conmiseración para con mis desdichas,
azóteme más fuerte, duele esta anestesia dolorosa.
Tan hechas a sufrir mis alforjas que ya no cabe más.
Redímame de todos mis pecados con su látigo.
Nunca acepté ninguna orden,
nunca hice el amor sin tener ganas,
grité a más decibelios de lo permitido.
Amé el arte, leí todos los libros,
bebí en todas las fuentes, lloré frente a la belleza.
Me emocioné frente al dolor ajeno:
Los niños sin comida, los adultos sin casa.
Soñé un futuro donde cada humano
podía construir una salud posible, un amor,
algún conocimiento, pequeños bienes necesarios.
Me mentí. Merezco ahora conocer el horror.
Merezco que caigan todas las ilusiones.
Vamos, Mariano, hasta que la sangre se funda
con el cuero, soy el pueblo arrodillado,
esperando el latigazo final, esperando
la vuelta de tuerca del garrote vil,
el estrangulamiento último, ese goce
del esclavo muriendo en manos del tirano.

Alejandra Menassa


 VIVO ENCADANADA A…


Caen sobre la tierra firme gotas de sangre y rocío
y crece la albahaca desgranando horizontes.
Siempre un vástago nuevo en la raíz leñosa
arranca una sonrisa del rictus de dolor que brota en el páramo.
La noche arrecia y esconde los colores en un mundo
donde la crueldad se vence a golpes de hacha y viento
y yo ato firmemente mis manos a señas de humanos huesos
donde descansar mis pasos.

Pilar Rojas 
 VIVO ENCADENADO A...
Vivo encadenada a las luces que imprimen sobre mi piel
rayos de lumbre, a tu voz que mueve mi voz hasta la letra,
a los espejos que se rompen cuando hablo.
Cruz González Cardeñosa





VIVO ENCADENADO A LA DIFICULTAD

Vivo encadenada a la dificultad.
Nada me asusta
nada me aturde
y lo odio.

Virginia Valdominos






VIVO ENCADENADO A...


Vivo encadenado a un sueño alcanzable por una fe muerta,
en una ciudad donde las calles no braman por los ausentes
y los poetas de la vida no saben dónde está el amor en los ojos vagabundos,
vagabundos, miran sin ser vistos por su quebranto, 
ni por sus promesas de olmo y cigarra desgarrada 
en pleno bosque de cristal caduco en que caen las hojas de los libros ocres 
sobre el suelo pisoteado. 
La mano extendida ante la distancia de los tambores, 
en las letras caídas de la combinación por el que el universo descifra jeroglíficos 
en las bocas moribundas,
bocas de exilio pegadas a lo que el hombre creyó del hombre,
bocas hambrientas de olvido, bocas cerradas de agonía, engañadas.
Hoy vienen con su ruido metálico a decirle que se quedan 
donde el cuerpo pierde su consistencia de ente bendito ante el futuro
ese que cada mañana llega sin pedirlo, en amanecer tranquilo y solitario,
entre la ropa acumulada por los rincones de la casa 
en donde apenas se escucha el tararear de un tango.
Hoy vive encadenado a una promesa firmada por tus ojos abiertos,
para que no le despedace la bomba atómica del recuerdo,
el recuerdo de su sed blanca y vacuna sobre sus piernas de amianto
en las que la vida era toda esperanza, todo amor y libertad.


Susana Lorente





VIVO ENCADENADA



Encadena estoy  al  tic tac incansable del reloj
al  vaivén de las horas sobre mi piel.

Vivo encadenada a tus manos que en mí desencadenan  la vida.

A mis propias palabras vivo encadenada
 llaves certeras  
                    para  la libertad.

Claire Deloupy Marchand



domingo, 21 de octubre de 2012

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 20-10-12


                                                   
GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 93, 20- 10-2012
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Dibujos: Miguel Oscar Menassa


                                               
POTRO SALVAJE

Impone tu figura,
deslumbra el sol en tu pelaje,
resaltan tus ojos cargados de futuro.
Ondean tus crines con el acompasado
movimiento  de tus cascos
y el viento se abre a tu paso
como una exhalación. 
Tiembla la tierra a tu compás,
todo tu cuerpo resiste la domesticación .
Esa fiereza natural quiero para mí.
Para huir de la confabulación contra humana
que vierte bilis envenenada y cierra nuestras bocas
hambrientas de justicia.
Y sin embargo sé que no podré,
mi relincho llega como eco y se disipa... 

Olga de Lucia

                                                    

POTRO SALVAJE
Si el trabajo es padre del valor, la tierra es la madre. (C.Marx)
Un pan totalmente crudo,
unas semillas sin cosechar, que aún
no germinaron, ni fueron sembradas...
Una carne sin hombre, solo tejido..
o una frase de piedra, lápida
sin vivo para cambiar de opinión.
Así van los tendones por el martillo
sin golpe en el clavo vacío,
y va la piel por la belleza
sin arte. Así un padre sin tierra
no parirá humanos sino herramientas.
Y un hombre cualquiera cantará así
a una tierra cualquiera. Por eso
no quieren al hombre en la tierra.
Por eso le quitan al hambriento
su propio cuerpo, le quitan
al pueblo toda su clase, y queda
una boca imposible de traducir
en su propia lengua hablada...
Por eso quien quiera ser
tendrá que revolucionarse
y girar valeroso hacia la tierra
las propias órbitas de sus ojos.
Kepa Ríos Alday
                                               
POTRO SALVAJE

Apoyada en el creciente costado de la luna,
como dama de cabellera fácil y contorno seco,
apaciguada por el candor de la estrellas,
habito perfiles de caballeros andantes
cabalgado a la sombra de la batalla
ganada en el silencio de algún amor perdido.

Rumiando las esquinas de las palabras
detecto, sentada en mi trono de diamantes y oros,
el rumbo equivocado que acarician los hombres.
De mi espalda cuelgan los años de la lujuria,
el saber y la codicia, soy un potro salvaje,
la perfecta combinación que estabais esperando.

Vengo galopando silencios para no espantar la furia
que se esconde entre los ramajes,
traigo a lomos de la dicha: la traición y la codicia.
Busco un domador de sueños
para que las noches lloren tinta
y el poema pueda escribirse.


Magdalena Salamanca

                                                       
POTROS SALVAJES


Redondear el hueco,
atravesar la sombra
y exhalar muecas
carentes de amor.

Catapultar la memoria
hasta rendirse a la evidencia:
salvajes, sí, como
potros hambrientos de libertad.

Carmen Salamanca

                                                  

POTRO  SALVAJE

Los recuerdos perturban
al salvaje potro del poema,
todo es visual,
                  insignificante,
                                desconocido,
clásico espejo sin mundo.

Desdibujado paisaje originario,
arquitectura absoluta del silencio,
rumor misterioso de la suerte.

Hueco húmedo,
detenida página sin rastro,
intemperie destronando
la altanería del oráculo.

Escenario frágil,
desteñido disfraz
condenado a no poder
escribir ese poema,
ignorancia de un universo sin compañía.

Látigo del desierto,
                horizonte peligroso,
                                     oleaje enfurecido.

Alimento desnudo,
voces galopando imposibles,
                         apariencia del eco,
                         temblor camino al paraíso.

LUCIA SERRANO
                                                 
POTRO SALVAJE
Después de ser testigo
de sueños sin destino,
de tantos niños abandonados
en la ciudad, ciega, indiferente,
de adolescentes , niñas,
trocando sueños por cenizas
en los ríos secretos de la noche,
quiero salir de mis vértebras,
quiero salir.
Después de vivir en el destierro,
viendo pasar el metal, a la carrera
por la puerta de mi casa,
quiero salir de estas paredes,
quiero salir.
Después de leer a don Vicente,
después del intenso rojo viaje de Pablo,
quiero salir de este tiempo,
quiero correr.
Después de tantos después,
cuando el viento me obliga a repetirme,
cuando el crepúsculo
llora  en lontananza,
yo, humana, débil, imperfecta,
salgo, corro,
galopo cual potro salvaje,
me refugio en las letras de sus versos.

Rosalba Pelle

                                    

POTROS SALVAJES


El ruedo del vestido rozaba la tierra cubierta de arenillas
en cuyo centro ardía el laurel chamuscado.
Bajo las cenizas la luna despreciaba al cielo
que albergaba el ulular siniestro de los búhos negros,
y yo vertía lágrimas como para dos,
para que alcanzaran a la larga lista de mis penas.

“Págame lo que me debes”,
fueron letras luminosas que se me aparecieron
como un rayo que cae con predestinación y alevosía,
provocando a los dioses que me echaron encima el caballo
de Troya saliendo de algún vientre en medio de las llamas
y tuve miedo de calcular el número.

Así empezaron las ondas infernales a corromperme,
la fortuna huyó como tropel en un sentido opuesto
ya que no había un “nosotros” dispuesto a la lujuria.

El amor estropeado por las fidelidades
no conoció el perdón de una noche de juegos
y como en viejos tiempos ardían las musas respetables
antes de consumir el trago de veneno.

Los pasos acelerados de la vida nunca me prometieron retrasarse,
y su rumor como potros salvajes eran lenguas hostiles
que no entendían las calumnias que despertaba mi belleza.
Sus sandalias tenían planes necios
y me tendían de tanto en tanto vanas trampas
para que no tuviese escapatoria.

Tan sólo una estación pedía,
un tren que no llevase fantasmas oscuros y sombríos,
sólo madera blanca coloreada como un lago tranquilo
repitiendo en el óleo la ligereza del agua y la rama de olivo.

Norma Menassa
                                            

 POTRO SALVAJE
Desvocado, sin patria y sin amigos
eres puro explendor inexistente,
parpadeo fugaz
que rompe las distancias
para encontrarse con Dios.
Cruz González Cardeñosa

                                                     

POTRO SALVAJE

Conozco un hombre experto en urgencias
ocultando los sueños, lejanas montañas sin luna,
cubre el rostro con careta vegetal y de su cuello cuelgan tres
dientes de león y un cencerro de oro.
En la selva todos conocen el olor de su nombre pintado a espaldas de la traición.

Aprendí a mentir de niño, después olvidé, antes de florecer
los gerundios del amor, cantando bajo los geranios de tu balcón.

Conozco un ejemplar escaso en las trincheras del sacrificio y el perdón,
sigiloso visita las iglesias y con precisa aflicción,
se lleva cuantas lamparillas puede en sus manos,
de noche escribe aventuras, a punta de pluma, cual ardid florete.

Torturado relinchó salvaje, inflamó su cuello y al oráculo preguntó:
¿para poder publicar?
mil indicaciones le dieron para el tropiezo: ¡hágase editorial!. 
Potro salvaje, su nombre en la selva, hoy vive en el centro capital
del pensamiento.
Carlos Fernández

                                      
  
POTRO SALVAJE
¿De qué se queja la tierra que yace bajo los pies que la hienden?
¿De qué la sangre hermana cuando humedece su pálpito?
¿De qué cuando las márgenes del rayo permanecen
señalando lo patético del rasgo?
Sigue la negra cicatriz del tiempo horadando
el goce de la insólita y tenebrosa línea del vacío
que despierta y rebasa los límites de lo perecedero.
Agudizo la mano que recorre los límites precisos
y las limitaciones de mi cuerpo furiosamente acústico,
abrazan otro cuerpo, mientras las lagunas del olvido
vacían de plenitud todo recuerdo, toda venda inolvidable,
que ciega el ruido de lo humano
y sus invertebrados sueños cardinales.

AMELIA DÍEZ CUESTA 
                                                      
POTRO SALVAJE
Huye en dirección al futuro,
se ilumina su crin con el sol del mediodía,
la democracia le ha cortado la lengua,
y aun así habla más alto que aquellos del cuchillo.
Podría ser un hombre, pero es un potro salvaje.


En su relincho se adivina la palabra libertad.
La democracia le ha quebrado los huesos.
Y aun así, trota, trotad con él, amigos hombres,
u os atrapará el sórdido silencio.
Podría ser un hombre, pero es un potro salvaje.



El trabajo no mata: vedme tirar del carro con fuerza de cien bueyes,
El amor no es dolor,  amo con infinitos corazones y no muero.
Podría ser un hombre, pero soy lo que soy, un potro salvaje,
devorando la hierba de su angustia.

Alejandra Menassa.





POTRO SALVAJE

Iban pasando las guerras
Caían como láminas amarillentas
Viejas fotografías, cuerpos inmóviles
Detenidos en un movimiento
Alguna vez fueron cuerpos vivos
Alguna vez esos hombres entonaron una canción
Y celebrando cualquier victoria se emborracharon
Felices, abrazaron a sus mujeres y bailaron
Y bailaron hasta el amanecer, hasta los cuerpos exhaustos
Alguna vez estos mismos hombres alzaron
En sus brazos proletarios a sus amados hijos
Pequeños frutos de la vida
Esos estudiantes de ahora que corren por las calles abiertas
Con la bandera de la libertad izada en sus pechos
Y la pasión en su mirada de labios porvenir

Y aquí están, los otros amontonados escombros de la nada
La más cruel, el sordo ronroneo inútil
Aquella que apenas se nota, pero se nota.—
Esa guerra cruel de enjambre poderosa
Que quiere el silencio aún más  opaco

Pero aquí están los estudiantes y su gramática
Con su abecedario de luces matemáticas
Que vivan los estudiantes
Potro salvaje de poesía.


Paola Duchên





POTRO SALVAJE



Conocía sus dominios,
espacios grises
y algunas señales interiores.

Las que humanizan climas,
latitudes de luz
que no enceguece.

En las paredes hay silencios,
ruidos de lápices tiñendo acentos.

Oriento mis penumbras
buscando el corazón de la madera.

Es el nudo que hacen al trabajar
mis manos sobre el papel.
Lucen heráldicas de robles y pinos
entre pliegues estelares
inundando vegetaciones
que suben por las venas
hasta el árbol del sueño.

Me acerco a ti,
mitad potro,
mitad mirada luminosa.

En el principio es el verso,
porque fue antes que el alma.

Cuando el caos intenta volver
en aires mansos
a interrumpir el galope,  
resucito en páginas de disecada sangre.

No indago por nombres insinuantes
ni por criaturas desconocidas de anfibios horizontes.

Antes sólo contemplaba y escuchaba,
oír fue la pasión inolvidable.

Jaime Kozak




                                                        


POTRO SALVAJE

La mañana envuelve en arena la silueta hilarante
que custodia los arrebatos de la sangre.
Ciega, camina en la noche incierta
batiéndose en duelo
con los siglos de salvaje galopada.

Al amanecer, el rojo centellea para nacer
entre las alas de un mundo
que,  cansado de sollozos
se despierta incierto
para volver a la tierra entre los mercaderes de marfil.

Sueños en loca carrea
que van a morir al margen del camino.
Catedrales de sombras
temblando en el temor de los sollozos
y una piel  de brisa para custodiar los juegos.

Soledad Caballero

                                                           


POTRO SALVAJE


Porque no siempre tuve pies,
y sin bailar no se puede vivir.

coloco trabajo donde antes pisaba esperanzas
soy árbol, viva flor en un viento de púrpura
dejo la piel llorar su pasado
zambullo las notas en una fiebre de rico perfume
y me voy contigo
raíces, tumultos con ritmo nos acompañan.

el movimiento es carne viva recolectando
caricias de una creencia a flor de piel,
de un pie siempre a la deriva…

pero te cuento, te paseo con mi mano
con mi boca
la vida se ha echado en un puerto
al lado mío,
ni veo, ni escucho lo que las cuerdas hacen
entonces palpito como hacen en los grandes poemas
donde la dirección ha perdido su letra
y la boca vuelve a gritar ¡libertad !

avanzo como cuerpo múltiple
detengo los instantes del blanco
un minuto más
cadencia, y vuelvo a enfriar
el tren insaciable del lenguaje

algún que otro galope cantando al automóvil
y las invenciones que buscan su soledad
no fijan el corazón a la victoria
ni cuando silban los cañones

hay otra página que espera el alcance
somos muchos delante, también en medio,
dentro del microscopio,
derritiendo el peso del abandono.
Una cadena de constancias esparce
espejos y las espaldas se yerguen
fuertes con hambre afrodisíaco.

Clémence Loonis

                                                         

POTRO SALVAJE


Desde los remotos estuarios de la plebe,
vigoroso en tu latitud terrestre,
llegas vengador y efervescente como un rayo
que quisiera repartir entre la gente
su eléctrico tesoro.

Telúricos tus graves pasos vienen
cimentando en sus temblores
el destino de otros hombres y mujeres,
capaces de domar tus ávidos corceles.

Potro salvaje,
de remotas vastedades traes
el hambre que de tu rabia crece,
el ciego aliento que te empuja 
hasta el centro mismo de los pueblos.

Llevas en tu cuerpo los nudos seculares
de antiguos cataclismos y formas en tus versos
los cálidos abismos que a tu velocidad sucumben.

Poeta de otros mundos 
en ti beben las generaciones del futuro
su destino de humanos caracteres. 


Ruy Henríquez

 POTRO SALVAJE


Jugamos para que el juego nos trajera
una realidad alguna vez perdida
imposible de recordar.
Imaginábamos montar en el lomo de un potro salvaje,
Rodeados de flore caídas desde su pelo invernal,
por sus manos desbocadas en el sentido de los destellos
de aquella piel transparente.
Yo solía asomarme, revolotear alegre
y alcanzar alguna libertad.




Susana Lorente
 POTRO SALVAJE


Torbellino de luz entre palabras
 aluciné tu voz en el desierto.

Salvaje como la flor que desconoce  su nombre
galopas sin rumbo por los siglos.

Nota perdida
desbocada libertad
eres, del laberinto, la llave secreta
el candil nocturno
 arrastrando la  luz.

Cuando la tormenta arranca todo dolor
sacudes, indómito, tus sueños
y engendras por las sombras
el alba improbable
del deseo.

Claire Deloupy
POTRO SALVAJE

I
Érase que se era
un potrillo escandaloso
que vivía en la cuadra de un guante.

Un día murió.

El encargado de transportar su cuerpo
urdió un alambre de espinos
con el que incrustar su piel.

El elemento perecedero del alambre
soltó el canto de un chasquido
contra la carne trémula.

Su golpe
simuló un giro de viento
indetectable.

El burro yacía desnutrido.




POTRO SALVAJE II

A los días los llamaron su nombre
a los vientos los detectó el aguila sagaz
y a la marisma pasajera del tiempo
a la marisma pasajera de la noche
se le arruinaron las bofetadas porque el canto
que era perpetrable,
ya nos retumba.

Ahora, la salida se desvanece,
ahora el girón de piel
es la estirpe que regresa
y nos recuerda que fuimos familia
consternación.


POTRO SALVAJE III

Que de cuando en cuando
me recuerden
que la lista de las personas
que demandan amor
es de la amplitud del tiempo
no le hace mal al aniquilamiento
del odio de la cifra.

A lo lejos,
lejanos palomares
con sus rojos sucios
en sus desbancadas encrucijadas.

Vértigo que se hace sutil
como la madreselva sepultada
en mi piel.


POTRO SALVAJE (LA LOCA)

La encrucijada restablece el abanico del ciclo
restablece la lujuria o necesariamente el acueducto
por el que el agua se apodera.

Nuevas grutas.


Virginia Valdominos



POTRO SALVAJE

Pupilas clavadas en sinuosas caderas
tentadora noche agitada en copas de carmín.
Los colores bañan unos labios que  no conocen el amor.
Brazos huérfanos de un cuerpo danzan con la música.
de voces seducidas por el metal.
Inagotable trajín de falso seductor barajando
la sospecha del placer tras la bruma,
en nombres femeninos, almas despojadas de pudor.
Olvidada luz de la razón, sumergido en juegos sin victoria,
el potro salvaje desata su furia, arranca la lluvia del deseo,
rompiendo el silencio de los instintos,
desnudo ante la vergüenza, toma ese cuerpo,
anónimo a otros cuerpos, y ahueca su ser.
El eco de los verbos monosílabos se despide
de la última estrella, lienzos deshechos
sobre el papel que cambia de manos.
Cese del efímero destino privado del recuerdo.

Helena Trujillo