domingo, 25 de noviembre de 2012

TALLER DE POESÍA SÁBADOS. 24-11-2012



                                 
                                    
GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 98, 24- 11-2012
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Dibujos: Miguel Oscar Menassa


                                                      

SOLDADAS DE MI PATRIA
                                                                                       

Hermana, hoy me repliego en tus noches de asombrosas quimeras,
y te veo partir apenas amanecida la mañana,
con tu traje de olivas esparcidas en cementerios terrenales,
donde gimen corazones destrozados por las luchas febriles
que engalanan las patrias repartidas, al sur y
al Norte muy al norte de mi casa.
Fuego y amor marchando hacia la selva,
mi selva tucumana,
mi ardor vuelto gobierno de otros,
mi mujer empañada por las lágrimas que nublan su mirada.
Estoy en ti desde el sudor que moja mi vergüenza
desde la llaga que me habita,
haciendo sueños con tintas e infinitos,
llavero de mi vida, desde la que te nombro la dueña de mis llaves.
Partid, que yo he partido tantas veces
tratando de hacer desde mi doctoral oficio,
la causa y la raíz, calcárea piedra penetrando sombras
en busca de caras que no saben de otras caras
anomias de la guerra machacando el silencio en medio
de los nombres inventados por la sentencia del sepulcro,
por el arduo trajín de la batalla y por tus hombres muertos.

Ignoro acaso el odio de este amor.
Ignoro que jamás rendiste cuentas de rodillas,
que las tardes y los hijos se dormían al ritmo de canciones,
protestando como protesta el cobre americano
cuando Bolivia se alza en vuelo y carcomen
sus minas los falsarios después de haber desbaratado
el brillo de la plata que impidió desprenderse del ocaso
un arco que perdió su flecha y abanicó colores alejando  tormentas
para que las tinieblas repitan esos sones
que son los gritos de un ahogo
que sube por los tiempos enloquecidos de conquistas capitales,
descifrando mal los decálogos de un Dios,
que impidió que no subieran las escalas
de un canto llano que aquietase el alma,
y la lesión fuera la carne estremecida por su propio furor,
haciendo historia.
Mujer soldado de mi patria,
te veo cabalgando en potros tus honores por defender la infamia.
Acabas de ponerme un poco de aflicción en mis espaldas,
pero tengo tus hombros, tu fusil, tu pedazo de pan,
y me doy cuenta que tu grito es un llanto de victoria
atado cual sermón a la barbarie.

Norma Menassa



                                                       

SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA

He aprendido muchas maneras de hacer patria

y a distinguir de lo terrestre el patio de mi casa.

He llorado sin lágrimas y he caminado sin pies,

he roto fronteras y he construido paredes que no existían,

y me he puesto máscara cuando ha sido necesario.

Si rota la incógnita desaparece la ecuación,

he de perder esta individual seguridad, este  formol

que sin piedad hace latir una razón que no tengo,

un saber que no se transforma y una promesa en estado de espera.

Pregunto por mi patria y  “poesía y  psicoanálisis” me responde,

una patria inalcanzable, su mirada única, doble y múltiple,

me hace girar y mutar como soldada

que nace y muere en la palabra.


Amelia Díez Cuesta




SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA

Camino entre los muertos, cadáveres arrojados a mis pies por el tiempo.
Transcurre macilento el frío del invierno que quema las cosechas y las almas.
No llevo carabina ni cuchillo, ni he peleado jamás en ninguna batalla,
no reconozco el sonido de bombas asesinas ni de balas.
Mi uniforme es de alpaca, sombrero de ala ancha, medias negras de seda,
rojo en los labios, desacato final a la nostalgia,
oído siempre presto a la humana palabra.
Eso si, leí todo lo que caía en mis manos con disciplina militar,
cada vez que gritaron: “cuerpo a tierra”, yo hice el amor, por torpeza,
por desconocimiento de la guerra, por esa costumbre de no yacer a solas.
Si había que defender algo, al menos que fuera algo para muchos.
Yo, soldada, no de guerra ni paz, no quiero estar en los ejércitos de ningún
ministerio, ni entre las almas que le ruegan a Dios,
ni entre esos que rezuman en las crisis, trabajadores esperando su hoz,
en la reserva, en la recámara del revólver del mundo, balas perdidas.
Yo, soldada, como aleación sencilla, no oro y plata, sino cobre y estaño,
a las palabras.
La poesía, ese arma que no cargó la pólvora y el diablo no dispara.

Alejandra Menassa


                                                        


SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA

Tambores y  estandartes para mi patria de mil colores
Un azul que siembra el cielo de ciclámenes
Violetas arrebatadas en el corazón ardiente del poema
Toda pasión enamorada lleva las siglas de tu nombre
Un humano delirio hecho poema
Una batalla y la misma guerra hecha canción
Millones de pájaros cruzando la mirada
Como el sol de mediodía, rojo, así es mi corazón y mi palabra.


Paola Duchên

SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA.

A mi abuela centenaria


Patria, eran tus manos;
tantas pieles acariciaron,
corazones latiendo,
brazos agitando despedidas.

El oxigeno, cada mañana,
desde hace cien años,
carga el movimiento de tus ojos
que saben distinguir la constancia de la fiesta.

Hoy festejamos contigo y para nosotros
cien años del vivir.

Tú, que me viste aprender a andar y a hablar,
quedaste testigo
de mi rápida pregunta en la desilusión
¿el hombre, es ese beso que no vuelve?

Era todo oscuridad,
buscábamos un azul que pariese al cielo,
buscábamos un  amor e interrumpimos cuerpos
pensando que la piel decía la verdad.

Eran fragancias de esperanzas infantiles
que nos dejaban a flote.

Vimos a la muerte
como rajaba de nuestros corazones
el futuro
como el fluir vestido de miedo
quedaba anudado en tres palabras.

Hoy, te miro con la agitación de los años.
Las palabras han invadido mi patria
y la distancia golpea la libertad.

Pongo la cifra exacta,  cuarto generaciones
y más allá de tus brazos que todavía aprietan
construyo patria.
El azul no interrumpe ninguna soledad
porque el amor, es arma de letra.

Clémence Loonis






SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA

Miro a mi alrededor y me pregunto qué extraña idea
me une al paseante que se cruza en el camino.
Desconozco de su vida el sendero,
 no sé qué palabras alimentan su cuerpo
 ni sé, de sus noches de insomnio, la causa.
Quizá sea la patria, el suelo que pisamos.

La patria y vuelan cohetes mecanizados,
máquina de matar y de morir
por un trozo de tierra árida,
 por una religión,  por una… siempre una,
siempre una única manera.

Qué la patria, acaso la infancia, los olores agrios de leche,
cuando ni siquiera sabía del mundo.
 Los pequeños rituales diarios, conocidos y familiares
cuyo prestigio se sustenta con los más crueles sacrificios,
o acaso el ideal que porta un pendón de muerte,
que arrostra el futuro y debilita el pensamiento.
La madre patria, y colores y gustos de infancia
se arremolinan en mis pies, traídos por un huracán de recuerdos.

Patria de qué,  humana,  me digo
y  me propongo vaciarla de sentido para poder construir
 en una conversación interminable un mundo posible.

Pilar Rojas
 SOY UNA SOLDADA DE LA PATRIA

Esdrújulas cuestas,
contorno secular
custodiando
los esdrújulos ocres
de valles y quebradas.
Esdrújulas estrellas,
perseguidas por el sol,
viñedos sanagasteños
en garganda de mis changos
al son de chaya,
albahaca y carnaval.
Esdrújulos naranjales
se vistieron
de azahares en septiembre,
esdrújula piel de hombre
quebrada en la eternidad
de Talampaya,
el viento ulula
vieja canción
de lobo herido.

Hay hambre
en tu esdrújula geografía,
demasiada,
para inmensa Pacha Mama
dueña de cóndores
y acequias.
Hay hombros encorvados,
rodillas ensangrentadas,
innecesaria resignación lacerante.
Esdrújulo amanecer
en el que el tiempo
lame las heridas.

La cadencia justa
de cada verso
renuevan sangre,
ponen en mi boca
la energía necesaria
para decir:
soy una soldada de la patria
no del miedo ,la injusticia,
una soldada de la patria
de la libertad
no del asesinado cotidiano,
una soldada de la patria
inmensurablemente triste,
cuando bastoneros del poder
y de la muerte
aplastan sueños de raíz
bajo la tierra,
tienden cada día
emboscada a la esperanza.
Que no pudra ningún miedo,
que no asesine ningún castigo,
que no puedan con el deseo
palpitante
de mañanas albas.

Rosalba Pelle

 SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA

Reconozco leyendo, con ustedes, el soberbio renglón de felicidad.
Como un guante de pacto elegante en las manos,
saludo al general con mi cabeza impar de acústica mirada
y mi frente de secreto sostiene los colores del horizonte.

¿Cuales son las dos condiciones en las que el soldado
entra en contacto con el mundo sin  que ella o él
puedan evitar la transfusión de vida a la madre patria? Responda.
Señor:¡No a la guerra! Señor.

Precisa negación su respuesta. Sin embargo grandes rótulos
en diferentes lenguas gritan pidiendo auxilio desde los tejados
antes del bombardeo diario. ¿Alguna alegación? soldado

Soldado soy de la muerte y soldada de la vida soy,
mi suerte en los callejones es gatuna,
huyendo por la chimenea de la metralla, tropiezo con tu cuerpo
en el dormitorio vecino y…un soldado en la trinchera
no pregunta, avanza sobre la boca pidiendo contraseña.

El asedio es tenaz, la ventana demasiado alta y mis ojos son dos puertas
acribilladas de pasión, tu silencio se mueve en mi pecho,
el jadeo sin bala es una herida abierta que urge abordaje,
sin premura.

¡Inténtelo de nuevo! puede retirarse soldado.

Carlos Fernández
 SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA

Soy un soldado de mi patria,
de mi patria que va de una frontera
hasta los brazos que la defienden,
que va desde la otra frontera
hasta los ojos invasores. Mi patria
como una fuente pública
toda llena de monedas de deseos
privados, secretos... de deseos.

Soy un soldado de mi patria
que va de un día hasta otro,
de mi patria que es lo siguiente
encima de la piel; lo inmediato
encima de los labios. Por eso
no tiene más frontera en llamas
que tus líneas crecidas y encrespadas,
ni más bandera que tu color ondeando
que me da valor para comprar mi patria.

Soy un soldado en pie tras la derrota
mi patria es parecida a la victoria.
Tiene lágrimas de virgen y zonas en venta,
mi patria es parecida a una tentación.
Los religiosos no entran, los cultos
no salen, las mujeres se toman
mi patria como un sueño. Los hombres
quisieran escalarla,
y aman sus laderas corrompidas.
Las mujeres se tiran de mi patria
como de un delicioso cabello,
y mi patria se pone roja
hasta el amor.

Soy un lunático de mi sol,
una patria soldada y separada
también por la fuerza. Hecha
y deshecha pedazos, unida,
desmembrada... patrón de suela,
suelo de mi patria madre,
de mi patrón roto al nacer
contra todo pronóstico
entre tus patrias.


Kepa Ríos

                                                     

YO SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA
                                               
Soldada a mi patria por lazos invisibles
ya no sé  si es de noche o de día.
Sé que la palabra fluye
y  eso es mi combate.

Soy una soldada sin descanso
porque la vida siempre peligra.

 La lucha es  mi único presente.
Los enemigos  nos asaltan con cruda realidad,
caen como cohetes noticias terroríficas,
el hombre está amenazado en todos los frentes.

La civilización se tambalea
la barbarie acecha
con sus olas gigantescas
con sus grotescas pantomimas.


Y yo, pequeña soldada de la letra
sacando pecho,
alzando los puños bajo el fuego enemigo,
 canto.

La lucha es palmo a palmo.
Ya lo sabemos:
no tiene regreso.
Sólo este horizonte de batalla
donde se gana a veces
para volver enseguida a la lucha.

Mis armas:
casi nada.
Esas pequeñas palabras
 juntadas una a una
perdiéndose en la niebla.

Claire Deloupy Marchand




SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA

Soy una soldada de mi patria,
inclinada por rigurosas,
severas luces
a través de campos,
constelaciones,
disparos,
gritos y súplicas.

Con la muerte de la dictadura nací.

Todo lo acato sin dejar huella.

Crecí con la democracia,
nada me pesa en realidad,
vuelo sin ver rostros y deseo algo,
ciertamente parecido al cielo y los pájaros.

Soy orgullosa,
no bebo
ni blasfemo,
no miro de costado
a los compañeros de armas.

Compro cremas para suavizarme
las manos y el rostro,
me friego a escondidas.

Leo un libro tras otro,
bebo vinagre para palidecer
y a pesar de todo mis mejillas siguen rosadas,
no quiero que nadie piense que provoco.

Mi color no es por las vitaminas
ni playas donde tenderme ociosa.

Siempre fui inquieta,
me estremecían sollozos
y gemidos de cualquiera,
a veces por la enfática inutilidad de mi inspiración,
otras por la farsa de los folletines.

Con pasión combatía con aguja
donde debía usarse la espada,
hasta que aprendí.

Mi ardor era criminalmente infantil.

No podía ser implacable del todo
y estaba llena de compasión.

Era mitad cera, mitad metal
y en eso gasté años de vida.

Después fui sargento de artillería,
gané peso social.
Me hice mayor con las armas,
me construí con el ejercito.

Sin embargo,
aun quisiera que las mujeres no den a luz huérfanos,
que el pan alcance para todos,
que no encarcelen inocentes
y que nadie se suicide por siempre en un desahucio.

Jaime Kozak





SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA

Desordenada por mis vicios,

soy una soldada de mi patria

acogido por la misericordia.



Bautizada en llantos de mujer,

salvajes bestias se alimentan de mi confusión,

presa fácil en el desfiladero del horror.



Deforme ejército acuñado

por el himno de las desgracias,

tiemblo con el rugido de los tanques.



Negra mirada de vaciados ojos,

me pierdo en el porvenir

socavado de la esperanza.



Cruel impostura, trazo estrategias

en el desdibujado mapa de mi memoria,

con espada de niño danzando en trazos invisibles.



Soy una soldada de mi patria,

enemiga de las quimeras, prometida

al lúcido eslabón que nos reinventará.



Helena Trujillo
 SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA



Llego al centro de la ciudad y pienso,

esta es mi Patria, esta mi gente,

su música mi música,

su sangre mis amores

soldados a fuego,

inteligencias del porvenir.



Acepté ser soldada de mi Patria,

transparente día frente al espejo,

donde lo unido reclamaba ser,

reconocido, amparado, nuestro.



Abatida el águila,

lamen sus heridas,

hambrientos seres del desierto.



El humo de las fábricas,

también se olía en la ciudad.

Todo era un adentro

cuando pensaba en mi Patria.



Como un metal somnoliento,

de pie frente al porvenir,

acepto el nombramiento,

borro con letras todo mal,



Derramo el ocio en la copa

de un vino de mi Patria,

y lúcida la noche,

retorna a la semilla fresca

de todas las simientes.



Táctica donde los claustros

se han desmoronado,

y el hombre nuevo, detenido,

mira el cielo de su Patria.



Lucía Serrano

SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA

Extranjera de mí,
entregada al juego de morir
camino entre líneas, derrotada de batallas
con los pueblos reunidos
para hundir en la tierra,
cadáveres vestidos en oscuras noches.

Se abre el día,
y me prendo de tu mano
para envolver la violencia de tus brazos
en límites que se despliega
en túneles de cristal
con la lentitud del huracán
arrancando besos a la vida.

Soy soldada en esta patria,
donde el borde se despliega 
en desordenados círculos sin rumbo
el  silencio sacude las metáforas
y la tarde escribe en nombre de mujer
una piel deshabitada de palabras.

Soledad Caballero


SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA
Acerco a mi cara tu corazón ensangrentado
y soplo cerca de tu oído un viento feroz.
Las sombras caen al otro lado de la noche
y tus ojos cerrados comienzan a parpadear la vida.
El cuerpo de trapo va tomando forma humana
y los clarines que soñabas lejanos argumentan
úfano despertar en los entretelones del dolor.
Los colores desparramados por la tela
son la alegría de los encuentros
cuando la canción frunce
con mano certera
las letras de mi nombre
a ese caminar ligero como la marcha
de las soldadas de la patria
y me entrego sin más
a los acordes
y la voz antaño misteriosa
es el ritmo de la vida que se nutre de ti.
Cruz González Cardeñosa



SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA


Me ponía en fila como todas las demás
cantaba sin temblar el himno sobre nuestras cabezas
y una levedad que recordaba la más acogedora plenitud
me hacía creer que estaba viva cuando el viento errante llegaba a mi cuerpo,
después de miles de kilómetros recorridos sin incumplir ninguna ley humana
y el roce con la piedra en las alturas, y el declive a la calidad del mar en la tierra.
No fue pecado adorarte para alcanzar un destino en las rutas laberínticas de esta ciudad,
el nombre dejó de ser la esencia para encontrarse con el instante
en que la vista ya no cobija el sueño de gaviotas
que hacen vida en el suburbio de mi patria.
Tanta soledad conmueve mi tez serena,
los brazos extendidos por la llanura de unas ropas a punto de caer
mientras la bandera continúa impetuosa su ritmo de oscuridad cavernosa
en el reflejo de mi iris apagándose.
Son muchos los que no levantan la quijada del plato
enamorados de su sonido estridente y concienzudo de puerta fantasmal
de la que con expertos instrumentos esperan escuchar algún sonido
que de existencia a su alma dormida en un crisol.
Soy una soldada de mi patria y ésta es mi patria,
el gris a punto de estallar en los límites del marco,
las sombras vagabundas regresando a la casa de los trazos siempre agonizantes
por los que se construye el camino al andar.

Susana Lorente




SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA


Desafiando el frío invierno y sus heladas madrugadas,
con la excusa de mover un poco la sangre en mi cuerpo,
despejando fijos pensamientos en mi cabeza,
tomé un día el camino inverso que subía a las montañas,
con la esperanza de encontrar nuevas ideas con el sol naciente.

Era noche cerrada y el día apenas había comenzado,
cuando ya estaba escalando por la escarpada montaña.
Hacía un frío intenso y el viento nublaba la mirada,
pero el aire era limpio y me sentía renacer en algo nuevo.
El mundo parecía estarse forjando y yo nada recordaba,
como si fuera el primer hombre.

Por eso no fue poca mi sorpresa al encontrar en un promontorio,
la figura erguida, y como alerta, de una mujer que me estaba esperando.

“¿Quién eres?”, le pregunté temblando.
Y sin dudarlo me contestó: “Soy una soldada de mi patria,
y estoy aguardando a ese hombre que tú también andas buscando”


Ruy Henríquez









domingo, 18 de noviembre de 2012

TALLER DE POESÍA GRUPO CERO DE LOS SÁBADOS 17-11-2012


                                                   
                                    
GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 97, 17- 11-2012
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Dibujos: Miguel Oscar Menassa

                                          

QUE SERÁ EL HOMBRE NUEVO            

Intenté sin conseguirlo, montarme en la flecha del tiempo
para viajar hacia el futuro,
más no pude avanzar porque todas las formas
se perdían diluidas en el aire.
Te busqué por las orillas húmedas y entre latidos
con los pies tratando de no tocar ninguna superficie,
ninguna idea preformada que matase con su burla
la alegría de mis saltos al vacío,
más no pude imaginarte sino en un combate de raíces,
en medio de una soledad que no preví,
en medio de otros mundos
con los ojos sufriendo en la oscuridad
de la ceguera y los susurros doloridos del gentío.

No son los gemidos los que golpeaban las puertas de La Tierra
y muerden a los hombres que no sueñan,
son ráfagas de poder vacilando entre paisajes secos.

Hombre futuro, no te encontré entre razonamientos
y quise que te envuelva el mundo.
Es su música la que te vestirá con un ropaje de estrellas,
lejanos giros entre velos, serás el único que despertará
cuando el amor presida el último adiós sobre los hombres.
Los fuegos inhumanos harán cenizas de músculos vacíos,
corazones sin nadie y en el oído sonará remotamente
el sonido del mundo encerrado en una oscuridad profunda
limando las palabras que ya no dicen ni luz, ni oro, ni sangre de puños lastimados manchando las paredes, donde un hombre protesta.
Pero el hombre… no existe?,
te busco en el futuro y veo sólo lunas trajinando el ancho espacio
donde persigue a los que fueron huesos, venas,
sangre sonando su melodía en medio de la cárcel del cuerpo,
batiendo sobre el calor de ciudades erguidas que no huelen a nada,
sólo relámpagos sobre un rostro bello,
sólo la certeza presente de un amor, la verdad de la vida, donde todo pervive como llama que no quiere ser brasa,
sino luz irradiando un oscuro hueco sin latido.

Hombre futuro, brilla como la piedra en esta selva diminuta
donde yo no estaré sino estrechando formas en silencio,
te dejo una canción debajo de una piedra para que rías
como un pájaro feliz, y te levantes altivo
como un chorro de agua fresca
que quiere enredarse con la luna.

Norma Menassa

                                            

¿QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO?


Dejándome soñar en esta fría tarde de domingo,
después que mi equipo perdiera cero a tres,
pienso que el hombre nuevo debe hacerse cargo de una  historia
que incluya en su acontecer
a todos los ciudadanos por igual.
Junto a un D.N.I., un Pasaporte
hay un alma, un ser humano que padece.
Reducirnos a la necesidad
corta las alas, apaga el deseo,
termina con la vida de los eslabones débiles
en una cultura que arrolla con la fuerza de un tornado
y destruye conquistas que costaron
varias vidas conseguir.
Se busca un hombre que aparque sus sandalias
y deje de predicar desierto de palabras,
ilusorio mundo donde la vida se ofrece en un más allá.
Que se haga cargo de sus actos, sin perdón Divino.
Que caiga el asesino en nombre del ejercicio de un poder
tan inhumano, tan distante, tan ciego.
Ahíto de rencores albergados por las noches
junto a la alcoba de sus padres
o a la cuna de su hermano.
No habrá hombres que dispares a las flores,
que lleven a la población al suicidio,
que desquician a los médicos y anulan a sus profesores,
hombres como bombas camufladas bajo disfraz de comediantes.
El hombre nuevo será una construcción de la escritura,
un cambio de ideología que incluya el respeto por la vida,
un acontecer que incorpore como arma el conversar.


Olga de Lucia.

                                                 
EL HOMBRE NUEVO
Sicarios de la muerte sin escrúpulos,
proxenetas del tiempo,
bajo amenaza de tortura, me preguntan:
¿Qué será el hombre nuevo?
No sé nada, respondo con voz firme.
y sostengo su mirada ciclópea
con mi mirada de mujer y en mis ojos se tiende la pradera.
¿Por qué a mí sus interrogatorios,
esta luz que me ciega impidiéndome ver el horizonte
donde nace el futuro?
Es usted la que tiene escondido el secreto,
grita la voz, y un aroma a sulfuro me recuerda
las bombas, el averno, las cosas que se cuecen
en el caldero del mundo a mis espaldas.
El hombre nuevo, nadie sabe, replico,
pero él nunca permaneció mucho tiempo de rodillas,
estoy segura de que se levantará,
seguirá descifrando el tenue entramado de sus sueños,
seguirá surcando el horizonte con sus aves de hierro
y bordando caminos en el telar del mar.
El más fiero de los torturadores, insistía en que yo
debía saber algo  más sobre el asunto.
Le advertí que sus preguntas podrían extinguirlo,
volverse poderosamente contra él.
No sé nada, insistí, terca y empecinada.
Pero el hombre, acaba abrazando las ciencias que produce,
un día aceptará que no  es rey en su reino,
un día amará a alguien más allá de su cuerpo,
un día, el hombre masculino aceptará que sin ella,
nada puede, que sin diferencia, el mundo es demasiado cruel.
Es por eso, dijo él, que es a ti a quien pregunto.

Alejandra Menassa de Lucia 
                                                


QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO
Se reunieron los jefes de la tribu
y deliberaron cuál de ellos debería
dejar la rosa sobre la tumba de sus antepasados.
Los jóvenes ampliaban sus horizontes
sin mirar atrás... Al caer la tarde se reunían
alrededor de la hoguera preparada para ese día.
Comían lo conseguido por unos y por otros
y al anochecer se repartían los colchones y dormían.
Quién construyó las casas y les dio vida
preguntó uno de ellos. Otro dijo:
Algunos traemos carne y otros sembramos trigo
y comemos todos el mismo alimento.
Cayó la noche y hubo dolor.
Las manos se unieron y cantó la tierra.
El niño entonces creció.
El hombre nuevo será un invento o no será.
Cruz González Cardeñosa

                                                          

EL HOMBRE NUEVO

El hombre nuevo es un tesoro
bajo ruinas intactas y malolientes,
un hombre con sentimientos intercambiables,
amante de lo igual y lo distinto.

El hombre nuevo buscó por todos lados,
los enigmas que no pudo comprender del universo,
luego cerró los ojos y las más altas verdades
rodearon sus costados impermeables.

En silencio, no quiso alardear
de haber tenido aquél encuentro.
Ningún hombre vulgar le creería
esa nueva visión para lo humano.

Siguió sus pasos, y sus pensamientos
encontraron las palabras perfectas,
la mirada lejana, las certezas.
Todo el horizonte aquel día, durmió a sus pies.

Lucía Serrano.






QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO

Ícono del futuro
tu intransigencia resplandece en mi rostro
tu amado corpúsculo inusual encuentro con la guarida
en la mediocridad del viento enfurecido en tu medio de asalto
en tu cuero engendrado bajo la misteriosa capa del edén ensangrentado justo encuentro con la multitud en las especies de la acuarela con que el rostro se desvanece.
De la ave que paso en el horizonte ventisquea la solicitud de un cuadro de vengala con que amartillar el amor.
Sal de mí.
Subterfugio infernal debes reconocerme. Debes sentirme. Pues la andadura traviesa, recóndito lunar del sueño, ensueño enmohecido aún florido, a un perpetuo retoñar donde el retoño era esperanza firme.
Firmamento esencial del que describe, el humillar del hombre.
Fortaleza galopante. Que va y viene, que va y viene.
Y como no me dejarán decirlo más fuerte en mí que en la inusitada amuleto de la ruido del a cáscara cuando te penetra las entrañas del acero que guarda nuestras cárceles penetrantes a través de los ojos del firmamento la firma del tiempo.



II

Y pegaso fortalecido con el amén
decisión feroz, furia infernal, infernal dilema proseguir
en el tumulto del sol de la nota que acontecer sé. Berros y judías en las alquimias de la palabra, versos y besos en el humus del alma. Vértigo incalculable
incalculable vestigio del vértigo, incalculable brecha por la que el hombre
pasa para ceder el paso,

Soy yo, caballero, el mago del odio disfrazado de entraña de dolor, no vulgarice mi pedregal, mi fruto es del más duro hierro, soy el criminal ensangrentado y también el vértigo del criminal ensangrentado, de su sangre, de su madrugada de sangre y de su original mal.

He decidido dislocarme y penetrarla. Ahora pertenece al horror del lenguaje. Soy su inmensidad.

La poesía señorita,

Final que nunca fue.

Virginia Valdominos.

                                                

QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO

Hay un tiempo, donde mansamente
el cuerpo se esconde en un repliegue
de angostas líneas.

Me encuentro con el temor y avanzo,
sacrificando nada.
Soledad y locura, me digo, harán de
mi un extraviado y renuncio
porque el hombre que llevo
está reclamando su voz,
su imagen doblegada.
Alma de brillos y
alaridos anunciando que la noche
terminó y que comienza el día.

Queda detrás mi sombra errante
pero no es oscura,
se diluye, devorada por la angustia,
deja de seguirme
porque soy un hombre que desterró su sombra,
para ser un infinito manto
replegado en mis palabras.

Extiendo mis versos,
ojo de nácar,
piel de mi enamorada,
violenta en su caída.
pero joven,
a la mirada.


Miguel Martínez Fondón.

                                              
QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO…

No recuerdo haber oído de pequeña el crujir
del saco del siniestro compañero de la oscuridad.
Los cuentos eran eso, imposibles.
La crueldad se desparramaba por las esquinas
y en los márgenes de la trocha la ignominia cabalgaba veloz.
Sin embargo,  siempre había un héroe
que con la paciencia infinita de un hombre
acurrucado en la historia sobrevivía a la impiedad
y ganaba la sonrisa del banquete final.

Las aventuras eran siempre entre letras,
devoraba vidas que mecían la angustia
y acompasaban los bostezos de la infancia.

Luego las cúspides de la adolescencia
cuando sin antecedentes un perro se alojaba en el estómago
mordiendo el plexo solar y aposta
en carreras de galgos vencidos la futura esperanza.

Qué lejos del pueblo que no tuve,
 con historias donde los protagonistas entraban a matar
 en una tarde de gloria, astados cárdenos,
mientras los cabellos también cárdenos coronaban los días
que inexorables caían  como hojas de calendario.

Por fin, una  intrepidez que ignoraba hasta el menor desfallecimiento
terminaba  por disgregarse,
olvidaba finalidades de mayor trascendencia
y en un esfuerzo testarudo y magnífico
restituía las vísceras al esqueleto
para constituir un verdadero hombre de su tiempo.

Pilar Rojas

                                                   

¿DE QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO?

¿De qué será el hombre nuevo?
¿Destruirá esta realidad de zombis
individualismo salvaje,
del sálvese quien pueda?

¿De qué será?
Hoy camina mirando sin mirar
lastimadas rodillas sangran bajo el sol,
camina sin escuchar la ternura,
sin parar un instante,
torbellino,
maraña,
desesperado rumbear sin rumbo.

¿Puede el hombre nuevo
atender esa melodía,
sabia melodía  que nos viene
cabalgando en el viento?
¿Puede
palabras compartidas
escuchando y escuchadas?
¿Puede el coraje del hombre
a lo que medra en el pantano,
transformarlo en fruto?
¿Puede el hombre
no ser como huracán al águila
que no arredra
pues encadena su vuelo?

Se exprime la vida
sobre las hondonadas del presagio,
rompamos el martirio de las sombras,
en cenizas el pasado que encadena,
tal vez, así, escuchemos
tanta palabra escrita
tanta sabiduría encuadernada,
y mirarnos a los ojos,
sentirnos hermanos
y juntos,
y muchos,
tal vez
quizás tal vez,
podamos parir
un hombre nuevo.
Uno que nos haga volar
hacia la libertad.

Rosalba Pelle 

                                                     

QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO…

Recolector perenne del color en las mejillas de tus geranios.
Qué otra cosa puede ser un torero, un maletilla o el propio ruiseñor
si perturba la frase de una mosca
y sin embargo paralizando toda novedad pretende inventar  
la máquina del poder mentir la verdad.

¿Qué será el hombre nuevo?
¿Qué será de la música sin el pintor de los goces
con su tenebroso negro lienzo?.

Qué será el hombre si alguna cumbre, en otro planeta, no alcanzara
¿amputaría sus manos para volar?
¿atará sus pies a las piedras, de nuevo? O ¿seguirá buscando
sentido a la vida, el millonario pan del pobre
en sus bolsillos cosidos?

¿Qué será de las precisas y delicadas máquinas sin madre que lea?
¿Qué será sin padre que hable? Hermanos de letra y sangre.

Que serán los árboles sin destino publicado donde conste que al menos
treinta y tres veces le ganaste a la muerte. Que menos
para un torero, un maletilla
o éste múltiple cantor.

Carlos Fernández

                                          


QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO

El hombre anclado en el pasado
antiguo como el vino reservado,
obsoleto en sus quehaceres, vulnerable
en su retina contagiosa... Copula
acurrucado en sus hondos metales religiosos
y un nuevo altar a sus hombros se abalanza.
Yugo indómito de la memoria
que olvida suprimirse, pasión tenaz
que el tirano posterga. Así se hizo
de su propia costilla Adán
por culpa de Eva. Se hizo,
el hombre cabal de Confucio,
y también el lobo de Roma,
todos para pasar por el aro
del útero pariente.
Nacieron Fausto, Hamlet
y Jesucristo, entre otros:
Odiseo, Don Juan Tenorio...
Todos vírgenes, como Jean Valjean,
o hijos de vírgenes y de otros hombres
también vírgenes.
Hans Castorp, habría decidido
conceder algún crédito a sus aprendizajes:
Es imprescindible congeniar con la poesía.
De ello depende la capacidad de sumar,
o más bien a la inversa,
porque la resta es una suma precipitada.
Y los ojos se le llenaron de cárcel,
sólo espesura para llorar ardiendo.
Casi todo era perfecto, sólo únicamente
aquel amor clavado en las faldas,
en los verbos elocuentes y poderosos.
De su tumba, el Quijote brotó triunfal,
ufano y bondadoso, sin escrúpulos,
todo misericordia. Y de él, el psicoanálisis,
el Grupo Cero. Ánades reales, palomas
torcaces, todo mensaje. Todo volar,
jugar en el fondo de la miopía
como un parásito amedrentado.
Dientes sin rigor, todo pronóstico
se hundía cruelmente en la pintura
diaria de lo indisoluble. De ahí
la palabra misma. Dejarse
el corazón abierto, hablar
casi sin desperdicio a casi cualquiera.
Estas eran sus armas,
el arte de no ver. El arte
de la intrusión que nunca
se concede a los intrusos. De ahí
el hombre nuevo
que será.


Kepa Ríos Alday
                                               

¿QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO?

Se ha logrado develar la ruta de la sangre y los océanos,
la larga lista de los muertos y las dudas arraigadas en las pieles de los cobardes;
los sueños que no han tenido despertar y  los que nunca han logrado acontecer.
Sé que desconozco las palabras que brotaran antes del amanecer.
Los labios de la risa se han quebrado bajo los augurios del dolor,
tus manos andan abiertas a doquier y cerradas a otras manos.
Sé que nadie levantará su voz sobre los tejados de la humanidad,
sé que a los 30, comienza un camino sellado por su término:
Cualquier paso nos puede conducir hacia una eternidad,
que susurra y promete cuerdas para rodear el cuello de la verdad.
Que a los 40, el dolor de existir agudiza el ingenio para romper
lo construido, detrás de esa ventana que otros abrirán.
Que cada edad es un pasadizo obturado y obturante,
donde la nada vierte sus venenos sobre los vestigios
y sobre cualquier futuro que nombre otros nombres.
El hombre nuevo será siempre un hombre,
un hombre que no cae  ni aunque caiga,
que no cede ni cuando los gobernantes ceden,
que no muere ni  cuando la nostalgia lo ata
a la pesadumbre o agrieten sus ojos
los vidrios de la mansedumbre.
El hombre nuevo será una conversación.

Amelia Díez Cuesta.

                                              

¿QUE SERÁ EL HOMBRE NUEVO?

 Qué será el  hombre nuevo?
Me levanto esta mañana y me pregunto
Qué vientos de luz traerá su proclive
Palabra hacia lo humano…
Qué verbo altanero surcará esta misma mañana,
Como una saeta o un jinete
Cabalgando el depósito de fiebre
La pasión por la palabra.
¿Es el alimento de la noche acaso
 esa  sombra que cobija un sueño
de la humanidad , poder con la palabra
lo que de humano señas deja
el martillo sobre la piedra
la hoz sobre el trigal
 cincel que ama el yeso,
las anchas alamedas por donde
camina el hombre nuevo,
el hombre amado,
aquel de cuya humanidad
Freud y Marx tejieron algunos versos
Hilos tenues de luz , antorchas híbridas y galácticas
Aquel que mora irremediablemente
En la poesía,
En el caballo y el jinete de tu nombre.


Paola Duchên

                                           

¿QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO?

Viste el anguloso sol reflejado en la botella
de él se alimentan las plagas invernales de tu nombre.

¿Qué será el hombre nuevo? 

Voy y vengo buscándote,
y entierro tu nombre para olvidarte,
cabo durante horas las vocales
y no encuentro nada.

Más tarde, conquistados algunos hábitos
la consternación y la displicencia,
toman aliento para vencer el miedo
que adquiere alguna responsabilidad.

No son los pormenores,
ni las altas cumbres ni los infiernos,
son momentos,
espacios que se abren a la luz
inexplicable de tus ojos,
por primera vez,
extendiéndose al infinito amor
creado, para ti,
en la simpleza del horizonte.

Magdalena Salamanca

                                            
 QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO


¿Qué será el hombre nuevo? te pregunté,
mientras la realidad amenazaba
con quebrar nuestros sueños.

Qué será esa mezcla imprevisible
de terror y aspaviento, que rodea los cuerpos
y entrega nuestra vida al mejor postor...

Congoja y anarquía habitan el corazón de la bestia,
dijiste, la bestia que conduce el mundo,
ésa que desgarra conciencias y revienta la fe.

Aúlla su locura cada noche,
escribe con sangre nuestro futuro
y nada altera la crueldad de sus manos.

Pero entonces, ¿el hombre nuevo...?
Esta vez, tu mirada taladró mi conciencia:
El hombre nuevo eres tú.

Carmen Salamanca

                                      
QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO
Qué será el hombre nuevo
sino una desdibujada sombra,
que espera el cálido regazo.
Hombre amamantado por resecos pechos,
agotados de noches ametralladas
por siniestras consignas que invaden
los débiles corazones.
Hombre despoblado de ideas,
desahuciado de su sonrisa,
encadenado al destino cruel.
Roto en el silencio, gime el aire
viciado por dictaduras,
imperecedero artificio
donde levantará su mirada
el hombre nuevo con estridentes voces
la monotonía de este sueño infinito.

Helena Trujillo 

                                              

QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO
                                                      “El hombre será un hombre para el hombre”

De nuestras sombras nacerá,
de nuestros días sin sol.

Éramos -eso creíamos- el hombre nuevo.
A partir de nosotros
la justicia empezaría a vivir en la tierra.
Éramos  trabajadores.
Teníamos palabras e ilusiones
corazones a prueba de balas.
Conocimos las dictaduras, las guerras
el odio todos los  colores.
Pero muerto el tirano no se acabó la rabia.
Varias décadas tuvimos de grandes esperanzas
mas, cayó de un soplo maligno el castillo de naipes.
La injusticia se hizo de nuevo cotidiana:
Ancianos y débiles echados brutalmente de sus casas,
jóvenes muertos por descuido y afán de lucro,
niños pegados por los cuya misión era de protegerles…

Pero no nos rendimos.
Volvemos a las trincheras.
En nuestra sangre vibra ya el hombre de mañana
en nuestros versos se gesta.

Será culto y fuerte
dulce y emprendedor.
Sabrá hablar con sus semejantes
escucharles y contestar.
Leerá, antes de vivir plenamente,
la sabiduría de siglos
y escribirá con buena letra
con su pluma y con su vida
                                                 otra historia.

Claire Deloupy Marchand.
                                           

QUE SERÁ EL HOMBRE NUEVO.

Palabra escondidas en la piel.
Palabras buscando entre las horas,
historias inventadas en el revés de una madrugada.
Palabras, abriendo las orillas  del horizonte
salvajes azules,
clamando un atreverse a morir,

Palabras escritas en el temblor de la tierra.

Palabras desbocadas en el palpitar de la vida.

Soledad Caballero Castro



                                                                                                                    
 QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO


Buscando la vida impetuosa abandonaron el sublime frenesí del aroma
en la linde de la montaña y el mar en que vuelan los pájaros
y la guillotina acaba con las ilusiones de un pueblo enamorado de verdugos inertes, llenos de ruido y venas anquilosadas en sus carnes de amianto.
Pasos de antepasados borrando la caída de la arena atrapada en un puño
del que sueña con lo perdido en un futuro inconsolable y tardío para el expectante,
destino fugitivo ante el que la certeza ondula el viento
en las curvas de una calle nombrada por su decisión inequívoca de crecer
cada vez que el día se entrega a la noche con pasión, sin ilusión,
con la vista brillante por otro amanecer.
Barajaron 39 cartas y la lluvia, hoy toda la partida,
pero un As y un trébol sobre la cornisa, todo iba a florecer,
hasta el rugir de los huesos amados cloqueando en el revés de la tierra
vengando con sus aullidos la muerte que apea los deseos dormidos sobre un haz de luz.
Un mundo de 39 eslabones que no caben en mi boca,
se abrazan desnudos para arrancar la voz del color, el color del llanto,
la crueldad del amor,
el camino del mar por el que la corriente no sabe del índigo, añil o cobalto
que indica al navegante el horizonte de tierra
en que la palabra yergue los corazones secos de tanta esperanza eterna.
Soledad para el papel en blanco,
fuego para las manos ardientes,
dinero para las sombras que pisan los pasos,
y palabras, muchas palabras
que con su tiranía aborden los sentimientos más puros del hombre nuevo.


Susana Lorente


 QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO


Sentado en la pupila de algún gran dios
podría predecir tal vez cuál sería
el destino del hombre,
saber que será el hombre nuevo,
su perfume delicado
envolviéndome con su halo
de dibujo inacabado
o de canción por componer.

Pero he aquí que me enceguecen
los designios, los espacios,
la métrica cortante del tiempo clausurado,
las efímeras horas que el pasado
se empeña en repetir,
con su reloj de cuco,
su pulso dilatado
temblándome en la sien.

Por eso cuando me pregunto
¿qué será el hombre nuevo?
Pienso que tendrá que ser uno
que ponga el tiempo al revés.


Ruy Henríquez


QUÉ SERÁ EL HOMBRE NUEVO


Estamos construyendo sus latidos,
dibujando labios
¡Cuantos besos le aplicamos al amor!

Lo he visto,
Cierra los puños
porque la soledad aprieta las palabras
y golpea los equilibrios
Hemos visto los cuerpos
tambalean los encuentros
entorpecen el viento sur
y cercano a los ojos, camuflan al aire,
destapan envergaduras

¡ay, mi cuerpo se ha plegado de nuevo!

Yo le digo que podemos ir juntos
que el espacio puede ser el trabajo,
los escalones que derriban al tiempo.
las miradas no se enamoran
de pulsos lanzados al azar.
Este idioma canta una farandula,
un baile infinito para mi cuerpo.

Es hermoso,
por ahora, baila un disfraz,
acerca todas las articulaciones
como cuando en el grito se arquean las verdades
y saltan perforaciones
burbujas que revolotean más allá del algodón.

La técnica ha desplumado los alrededores

Y sin embargo,
un poco de pan para las distancias
ha intervenido los movimientos.
He perdido la calma en el prójimo.



Clémence Loonis