domingo, 23 de octubre de 2011

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 22-10-11

GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 83- 22/10/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa


¿Por qué las mujeres de su edad siguen al lado de Menassa, después de 40 años?

¿Por qué las mujeres jóvenes, 30 y 40 años más jóvenes que Menassa, están a su lado?

Porque Menassa tolera la vejez y la juventud, porque para él se trata de sentirse un hombre, una mujer, de la edad que se va haciendo, porque “el alma no se arruga”.

Cualquier nombre propio no vale lo mismo que cualquier otro nombre propio, cada uno ha dejado su huella, su marca, en un número diferente de cuestiones, y aun no hablamos de la huella que ha dejado su marca en otros nombres propios.

Menassa es una escritura que hace marca, que hace que otros nombres propios lo sean, y también una “escritura critica, de todo lo que se produjo dentro de los sistemas imperantes”, una escritura que desmonta todos los mitos acerca del hombre y de la mujer, de lo que pueden o no pueden.

Las mujeres se quedan a lado de su pensamiento porque a su lado se aprende a “ir naciendo de a poco nuevamente.” También porque sus producciones acerca de la poesía, la mujer y lo grupal produce una nueva concepción de humanidad. Y porque “el arte de amar, es también, un arte del uso del dinero.”

A su lado se aprende a que “atentar hay que atentar contra todo, también contra nosotros mismos”, y también que atentar, hay que “atentar, contra toda máscara que oculte lo humano.”

Su escritura enseña que se trata de no ser “amos que pierden su vida en ser, ni esclavos que pierden su vida en liberarse”

En la escritura de Menassa, y Menassa es el que más se ha transformado en ella, la mujer abandona su idilio con la inmortalidad, y sumergida en la escritura aprende a hablar y a escribir, a trabajar y a hacer uso del dinero de otra manera que las formas que los sistemas imperantes le imponen, y también a dejar de creer que el amor es “morir juntos”.

Nos dice que el hombre tiene las claves del trabajo y de la guerra, mientras que la mujer tiene las claves del ocio y del goce, por eso que para la mujer es revolucionario, tanto aprender a trabajar y a hacer negocios, como enseñar a gozar y a hacer múltiples tareas. “Todo debe de ser vivido de nuevo.”

Menassa tiene la “maestría de enseñar una nueva manera de morir.”, lo cual conlleva una nueva manera de vivir.

Si Menassa escribe “La palabra de mi padre ¿no fue acaso el estallido de la bomba atómica? ¿no fue el hongo mutilador que me separó de los brazos de mi madre?”, no nos podemos preguntar si ¿la escritura de Menassa, poesía y psicoanálisis, no será lo que nos separe de nosotros mismos, esos mismos que fueron construyendo para nosotros los “impotentes” que no quieren el poder sobre sí mismos y sobre sus sentimientos sino el poder sobre lo que otros desean, el poder sobre el deseo de los otros, es decir lo que los llevará a su propia impotencia?

Sin escritura nadie llegará a alcanzar la humanidad que propone esta escritura, aunque tenga dinero, aunque tenga poder.

Porque Menassa ha construido un mundo donde todo es posible sin que lo imposible deje de ser imposible.

Las mujeres que se quedan a su lado, o bien, que comienzan a estar a su lado, es porque desean que haya en el mundo una inteligencia como Menassa, un creador como él, con una libertad como la que él es capaz de producir y dar, una libertad de un sí mismo, una libertad lejos de un pasado sin significante, una libertad con escritura y trabajo. Porque Menassa no sólo enseña que existe el trabajo sino que enseña a trabajar, no sólo enseña que hay otros modos de lectura sino que enseña a escribir, y eso produce amor y goce, un amor y un goce que si no se los produce no se los conocerá.

AMELIA DÍEZ CUESTA

“TANTO LUGAR DE NO LLEGAR NUNCA…”

Enrique Molina

Sobre el dorso de un otoño

se derrama

inundado de viento

tu tiempo.

Ráfagas su canto

imposible retorno a puntos cardenales del olvido

siegan las aguas del crepúsculo.

Un paso

aliento en vilo

entrecruzando sombras

inconclusas batallas

lejanos anhelos

e irrumpe la vida.

Claire Deloupy

EN VANO ME AFERRO A LOS BARROTES DE LA EVASIÓN

(verso de Vicente Huidobro, Altazor)

En vano tiendo la extensión de mi cuerpo

sobre el vacío cielo de estrellas

y estorbo el porvenir de los hombres

que atraviesan la sinrazón del tiempo.

Un sordo latido irrumpe

anunciando la honda traición

a la sangre vertida en otros versos.

Acaba el espacio virulento

donde un ser aniquilaba otro semejante

sin pasión devoradora

ni afán de perpetuación.

Pugna entre hermanos,

locura del verbo impronunciado

frente un cañón polvoriento

que arroja, ahora, pétalos renacidos.

Despavorida búsqueda de razones

consagran un mundo sin estreno

ni estallidos en la oscuridad del sueño.

Grata mueca en mis labios

traduce la henchida emoción,

rompe los barrotes de la violencia

aferrándose a esta nueva ilusión.

Helena Trujillo

LA MUJER DEBE SER EJEMPLO DE LIBERTAD (MOM)

Mujer, si caes te levantas,

que ya te lo dijo Almafuerte,

en sus medicinales sonetos.

¿Quién te niega la vida?

¿quién suspira condenas en tu oído?

¿quién ensucia tu nombre, sino tú misma?

Huye de ti, huye del pasado,

la libertad te ha reservado un asiento de primera,

tu vuelo está a punto de salir,

corre, corre, más tarde conquistarás el cielo,

ahora te toca, hacerte tierra.

Polvos acrobáticos de mis colores

sentencian tu futuro,

camina más ligera, no temas la locura,

el viento, ya es libre, y no está loco.

Magdalena Salamanca

ES DE ESE HECHIZO QUE HABLO

de E. Molina

Es de ese hechizo que hablo.

Es de esa ilusión,

de esa figura,

de ese descalabro

que en la sien

sacude tus entrañas.

Planea en tus ojos

el ala torva,

la codicia desatada

que busca con la punta

del cuchillo

el corazón que la ata.

Ella viene con un rayo

a matar lo muerto

que en ti calla,

el horrido albur

que te penetra

hasta los huesos.

Tatuaje feroz,

es una letra

que te sangra

por dentro,

confundiendo

las negras metáforas

que te hablan.

Es de ese hechizo que hablo.

De ese locuaz artificio

que te engaña.

Ruy Henríquez

HIERE LA MAÑANA

Saludas los días trenzados en brazos del salvaje horizonte.

El vaivén del misterio, muere hasta el furioso amanecer

donde los hombres posan inmóviles contemplando la niebla.

Atravieso el umbral de la tarde,

vacío mis pies de noches empedradas,

y levanto la fatiga de las horas hacia la mañana,

donde el alba aguarda con piel de tibio sueño

la herida que parte el sol en colinas de incienso.

Soledad Caballero Castro

RECUERDO EL REMOLINO

Entre el ojo y la noche,

sobre las cumbres pequeñas,

en los umbrales de altamar,

allí recuerdo el remolino.

Allí donde el lenguaje,

construye amablemente los silencios,

allí donde desvanecen las arenas del desierto,

donde las águilas esperan detrás de las mezquitas,

allí recuerdo el remolino y espero.

Allí donde toda la ola,

lucía iluminada,

y era blanca la espuma,

y feróz el movimiento de las aguas,

allí recuerdo el remolino y pienso,

en las entrañas mojadas de las vírgenes,

en el sudor de la piel azulada,

allí donde las mujeres

lavaban el oro y

cuidaban a los niños,

allí bailaban, un paso hacia delante,

y giros alucinados hacia la izquierda,

y así llegamos al centro del remolino

allí las estaciones conocidas, el tiempo.

Lucia Serrano

ME TRAGA LA ESCRITURA

Me desnudé, escribí una nota escuchando a Beethoven y salí a la terraza a sentir el beso de la noche.

¿Mi verdad o su locura? ¿Su verdad o mi sueño?

He visto una cavidad desconocida.

El mecanismo que funciones libremente es vertiginoso. Por cada poro de mi piel, la velocidad ácida del sexo se dispara contra lo material. Seguramente, el acto de un vuelo entorpecido por su boca en mis ingles. Pequeñas mariposas, húmedas mariposas, silenciando el adiós. Y las manos en las cejas del viento, siendo el alarido que surge de las sombras en inmensa forma de mujer, gozosa y mítica.

El goce lacrimógeno disuade de poseer una máscara tal, como puede ser un gusto así, tan escondido, tan imantado a nuestro cuerpo.

Mi lengua de mujer, en su oráculo de mujer. Coño del tiempo en nuestros seres pegados a la realidad.

Un resquicio donde el tiempo e la tribuna del amor en que se esconde la mercancía: la esencia femenina debe andar a las márgenes del río, pues los amantes jóvenes se guarecen.

Claro que entiendo la ironía. Va al baño, mea tranquilamente, se mira retocándose el cabello, siempre sensual y submarino, y se derrama en un nuevo precipicio.

Vamos a trabajar. Vamos a producir la imagen que no te pertenece, la dimensión de la palabra.

Y me ama. Ama dulcemente lo que vuelve una y otra vez contra mi cuerpo, y lo estrangula con sus niñerías y lo lame.

Y el río derramado de su ausencia sobre mi vanidad, mira desde arriba, pegado a las glándulas en que los tejados confunden un proscrito mar entre ataúdes.

La muerte es un corazón palpitante entre los puños.

Y el viento en esta piel, poderoso Otetonte, que vigila.

Virginia Valdominos

“LA TIERRA ME DEVUELVE DE GOLPE TODAS NUESTRAS CARICIAS”

Enrique Molina

La niebla, seda de sol de bruma y flexible

baja desde el amor hasta la máscara del abandono

se anquilosa a la losa en la que germina,

reflejo de compañía en el gesto atemporal de la noche,

mientras que la amante peina sus rizos sobre la arena, en la corriente de la ola,

con su borde espumoso de ángeles marcando el ondular.

Poblaciones fértiles son teñidas por su nombre,

¡hacia delante!, se levantan las llamas desvaneciéndose en el hueco del espacio

en la ternura del costado ámbar que nos abriga

despojada de fantasma.

¡No vasta con hablar, no vasta con temblar!,

empecinada ola que retorna sin encuentro,

los muebles están rotos,

el moho enmudeció sus chirridos quejumbrosos en el pasillo,

en la cama, en el misterio del jardín solitario que busca.

Aullidos de clemencia,

compás arrítmico cloqueando la hoguera,

febril sosiego meciéndose una vez hacia tu aura

otra hacia la raíz que alimentas bajo el muro.

Susana Lorente Gómez

PORQUÉ MUJERES DE MI EDAD, O PARECIDO, SIGUEN A MI LADO DESPUÉS DE 40 AÑOS, Y PORQUÉ MUJERES QUE SON 30 Ó 40 AÑOS MÁS JÓVENES QUE YO, ESTÁN A MI LADO.

La retórica de esta propuesta, como a Josefina en No ve la rosa, me ha cautivado hasta el punto de examinar todos los escenarios posibles para su posible contestación. De entre todos ellos, he elegido el más directo y, sin embargo, el que más complejidad comporta: Menassa es un escritor y, por tanto, la respuesta a esta cuestión debe hallarse en sus libros, su escritura.

En diciembre de 1989 (el mismo año en que conocí a Menassa), en la ponencia inaugural del 2º Congreso Internacional de Poesía y Psicoanálisis, titulada La cosa de la carne, Mom alude a D. Artemidoro con las palabras siguientes:

"Don Artemidoro se había dedicado desde su más tierna juventud a fabricar mujeres y Marlem, de última, era, si no la mejor, como ella misma pensaba, la más cercana a los ideales primeros."

En esta frase se muestran claramente las dos claves del asunto:

Por un lado, a Menassa le gusta "fabricar" mujeres, y esto, más que remitirnos a la producción en serie del sistema capitalista, nos remite a la creación de seres libres, aunque encadenados a pactos; diferentes, aunque semejantes a sus congéneres; y hablantes, aunque la mayoría también practicamos, y en algunos casos preferimos, la escritura.

Por otro lado, ella, la mujer, cualquier mujer, tiene la libertad de sentirse la mejor, pensarse la mejor, y esto es posible porque la idea de mujer que maneja este escritor, inseparable del psicoanalista, es múltiple, abierta, posible.

Podríamos decir que el tema de la edad es una maniobra de seducción, por parte de Menassa, es decir, al formular dos extremos, juventud y madurez, con un margen de edad de 40 años, lo que se disimula es la verdadera pregunta: porqué las mujeres están a mi lado.

Y la respuesta final es muy sencilla: porque, a su lado, podemos ser mujeres, que es algo que ninguna de nosotras sabe qué es, pero estamos seguras de que usted sí lo sabe y, además, lo va a conseguir.

De cualquier manera, en mi caso se da una circunstancia que, todavía, no sé si me beneficia o me perjudica, a la hora de opinar de estas cuestiones: por más que lo intente, no puedo incluirme en ninguno de los dos grupos sometidos a estudio.

Ni tengo la edad, o parecido, de Menassa, ni llevo con él 40 años ni soy 30-40 años más joven que él. Mi cifra es otra: hace 22 años que estoy a su lado y 22 es también nuestra diferencia de edad.

Y yo, desde esta situación que, por un instante declaro privilegiada, me atrevo a decir que la formulación de la pregunta no es, para nada ingenua, puesto que los términos están ordenados de manera, digamos, natural para el pensamiento:

Si hay mujeres de su edad, o parecido, que llevan a su lado 40 años, inevitablemente las mujeres más jóvenes saben que existe ese precedente, pueden mirarse en su espejo y crecer para conseguirlo.

Quizá esto parezca una banalidad, pero forma parte de ese saber fabricar mujeres que tanto le divierte a D. Artemidoro.

Carmen Salamanca


BOCA CON BOCA DUDO SI LA VIDA ES EL AIRE O ES LA SANGRE

El futuro se extiende ante nosotros

T.S.Elitot

Quema el viento con tu voz

V. Huidobro

Yo amé en el margen del tiempo,

y en una gran ciudad,

el bellísimo silencio de la callada escucha.

Calculando el futuro susurraba el tiempo,

adquiría otra forma: las hojas del libro abierto

que no retrocede, que inunda los ojos

alejando el horizonte de los bosques,

de los hombres, de los cuerpos…

Y ni siquiera ellos pueden detener al sol.

Yo amé en los márgenes del tiempo

la conquista.

Me reconcilié, dulcemente, con el sueño de la carne

y ardí en el fuego de tu voz. Presentí la vida del aire.

Y de nuevo, alejando la tierra de los ojos

amé el futuro en el margen de la sangre,

por cualquier camino, a cualquier hora, en cualquier lugar.

Boca con boca

y siempre, siempre, siempre.

La muerte se encoge a lo lejos.

Mónica López Bordón

*El título del poema es de V. Aleixandre

CANCIÓN DE LA ESPOSA

Me hablaron todos del amor, la maestra de primaria me habló,
dijo que había hombres que se casaban con una mujer
sólo para llevarle flores los domingos,
y obtener a cambio una sonrisa dócil,
flores como a los muertos que descansan en paz,
y yo no entendí nada:
mujeres muertas casadas con hombres muertos.
Me lo dijo después, en el instituto, mi profesor de matemáticas,
Hay hombres que se casan con bellas mujeres
y por un poco de dinero les piden toda su libertad,
y yo tampoco entendí.
Hombres pobres con mujeres pobres, privadas de su único bien.
Después en la Universidad, algún erudito me confesó su mal:
Hay mujeres que se dejan llevar por el amor,
su inteligencia es la red que se agota al cazar su presa,
como si ese fuera su único fin:
mujeres tontas, casadas con hombres más tontos aún.

Y ahora sí que no entendía nada:
¿Para qué tanto colegio y tanto profesor de matemáticas
y tanta Universidad?
no era la carrera de esposa lo que yo quería hacer

¿Cuándo llegará el tiempo donde el amor será dejar crecer al otro
sin detener el propio crecimiento?
Ahora, ahora es el tiempo de romper los grilletes de un amor conocido,
es el tiempo de alzar la voz por encima de todos los prejuicios,
ahora, ahora es el tiempo de cantar otro amor.

Alejandra Menassa de Lucia

MIS VENTANAS YA NO DAN A LOS ÁLAMOS Y LOS RIOS DE ESPAÑA

de Rafael Alberti

La tierra nunca extraña la lluvia sed de sus muertos.

El eco jondo insufla cóncavo el velamen

encrespando el horizonte de azul lejanía y,

estando así la mar de poseída,

cada ausencia construye un puente

donde las ruinas del amor convergen.

Ah hermano!

las gaviotas no llegaron a mi almohada

el cuenco de tu cabeza entre las manos acompasa

el zumbido de una sombra de campana

huyendo hacia la luna

el humo de la nostalgia.

En el corazón de madre late un rumor de playa,

el bramido de los cuerpos destronados de patria

sin bucanero

en la costa donde se firma la rendición de la lumbre.

No quiero recordar

¡no! los moluscos collares

cantando alrededor del misterioso mercante

en la mazmorra del destierro.

La tierra nunca extraña la lluvia sed de sus muertos.

Carlos Fernández



HOY NO QUIERO CONTAR NADA

En tu oreja el cartílago está hermoso

y te escribo por eso…

César Vallejo

Los días, despiadados, saltan de vereda en vereda,

agotando la savia amarga y diligente.

No hay sonajero que pierda el llanto

mientras el cúbito, incauto, se pierde entre papeles.

Más allá, el camino devora la noche y se esconde

en las ojeras de unos iris

que el terror no ha logrado cerrar.

Hace miles de años que los labios saciados de besos

imploran sedientos una llave maestra,

una caligrafía que segara el horror,

sin embargo, la armadura que lame tu espalda ruda,

no conoce sino el lamento de los cuerpos distraídos de espanto.

Por eso que hoy, no quiero contar nada,

solo subirme en el abecedario, sacar de mi bolsillo una uve,

y columpiar vocales que alimenten el futuro en mi voz.

Pilar Rojas

jueves, 6 de octubre de 2011

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 01-10-11




GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 82- 06/10/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa


Dibujos de Miguel Oscar Menassa




LIBRE DE ESTOS LIBROS

Enigmática como el silencio de una sombra,

espiando entre las ventanas de la vigilia

el movimiento de los pájaros en la lluvia,

preparo mi partida hacia el nocturno vacío

- relámpago inalcanzable -

que avanza entre los fantasmas que reclaman mi voz.

Escaparates de memoria intraducible,

separan rincones del alma

condenados a jugar en el exilio de los profetas,

mientras el naufragio

siembra las orillas de brazos

que a kilómetros de memoria,

evaporan los besos disputados en la invasión

de la pálida lejanía.

Soledad Caballero Castro

CUENTA EL POBRE LOS FÓSFOROS Y EL RICO SUS PALACIOS. (Carilda Oliver Labra).

Nada es bueno en el hombre, nada es malo.
Cada acto lo nombra y lo bautiza con un nuevo adjetivo.

¿Quiere el hambre asentarse en el estómago
de aquel que ya agoniza de una ausencia
que es empacho de otro en su repleta mesa?

¿Quiere la mugre abrazar los tiernos cuerpos
desolados, enroscarse en los pálidos costados,
y vencer a mordiscos el brillo de las pieles,
mientras otros lustran sus plateadas vajillas?

¿Quiere la enfermedad yacer con el enfermo
hasta extinguirlo, mermar sus fuerzas
y agotar su alivio mientras otros,
salubres, lo desprecian?

¿Por qué nos dicen que está el bien a un solo lado
del mundo que se queja y que rezonga,
sin conseguir siquiera una limosna, un consuelo, una mano?

¿No será que el hombre decide a cada paso,
si empuña un arma o es la pluma lo que alza,
si tira lo que sobra o lo reparte
si ha de dar muerte o abrigo al que es su hermano?

Cuenta el pobre sus fósforos,
y con el mismo entusiasmo,
cuenta el rico sus palacios:
los dos sufren la mezquindad del cálculo.

Alejandra Menassa

POR PRIMERA VEZ

“Con una vasta piedad, con una insistencia dolorosa,

lo infinito del cielo quiere unirse a mi alma”

E. Molina

Cuando mi sangre me abandone.

Cuando plural y omnímodo me desangre

por caminos que mi conciencia desconoce,

y no sepa ya ni las letras de mi nombre.

Cuando el delirio de este otoño

se ahogue en un rictus de hielo,

columbrando en su flor el largo invierno.

Cuando mi juventud deje de latir

con su inquietud y su zozobra,

pestañeando incrédula ante la muerte,

y sienta cómplice la soledad y sus silencios.

Cuando el tiempo descifre lentamente

el enigma que grita desde el fondo de la noche.

El cielo abrirá su párpado gigante,

su enorme y negra boca planetaria,

para que yo circunde,

como un cadáver que se deshace,

sus inmensas vastedades.

Entonces, por primera vez,

la sangre se alzará unánime,

deshaciendo en trenzas sus cloacas.

Romperá las cadenas que la ataban,

como la sombra al potro que salta,

como el sudor a la víctima que escapa.

Ruy Henríquez

“EMPLUMADO RESPLANDOR DE LA LUNA”

Enrique Molina

Llegó una tarde de septiembre a mi vida,

apenas comenzaba el otoño y las hojas favorecidas por el sol,

se resistían a caer.

Yo me acercaba a la puerta entreabierta que evocaba un misterio,

algo que jamás se develaría sin la mirada de una mujer.

Un vapor de nube yacía en el gemido de la tierra que no habla,

pero bate la historia, enturbiando por su posibilidad inaudita de ser, un latido real.

Mi corazón en la elasticidad de sus venas,

queriendo alcanzar quién sabe qué final en donde la lluvia se recrea

y las paredes brillan y el crisol descansa,

y la cueva abre un pequeño pedazo de tierra en el que despierta la luz

que me dejó ciega, más no en la oscuridad.

La máscara que rodaba por la palabra, ya no era máscara,

el sueño que inventaba la soledad, acabó en sus brazos abiertos que dicen sin decir,

me abraza en la tiniebla que mira, pero que no está.

¿Acaso me vuelvo loca o salgo de la soledad?.

La escalera es inerme hasta que la música del tacón arranca los primeros pasos.

No importa la noche que viene y se va,

hoy solo tu risa abriéndose paso en la espesura,

entre ramas y diques que ahogan el río por su propio fluir,

y que a la vez, son el emplumado resplandor de la luna.

Susana Lorente Gómez

¿QUIÉN ME NOMBRA EN LA NOCHE?

Enrique Molina

De quién es esa voz

que viene volando

desde la parición de mi destino,

que le franqueo la puerta

para que repose

en mis oídos.

Ese abrazo

que viene volando,

desde que vio la luz

del universo,

y tiene huellas profundas

de nostalgia…?

Ese beso, ese abrazo,

se ahogaron

en sempiternas lágrimas.

Apenas contaba historias,

amanecía siempre

con quejoso acordeón

en el entrecejo.

La emoción la escondía

entre los muros

que levantaba cada día.

El “te quiero” enmudeció

en su adolescencia

y la caricia, ausente,

siempre ,

siempre ausente...

Pienso desaforadamente,

tiernamente, broncamente,

en él, en su morir absurdo

a cincuenta pasos

de su adorado mar del sur

No pudo

el salto mortal, ese,

para modificar el rumbo...

no pudo

y la bronca

le acumuló el cerebro.

Él me nombra,

él, osco y lágrimas,

ternura y roca,

él, me nombra en esta noche

desde quién sabe que rincón

del planeta azul que nos contiene,

mientras la amante oscura

está llegando nuevamente.

Rosalba Pelle Mancuso

COMO TU BRAZO SOBRE LOS OJOS CUANDO DESPERTABAS

de Enrique Molina

Así es nuestra noche

un recuerdo de plumas

con el cabello suelto

deslizando caricias allí

donde tu ciencia y mi credo

se confunden de trenza

en fortaleza de espalda templada

en el telar de los sueños.

Así es nuestra noche de amor

un despliegue de contornos y caderas

heridas buscando sus restos

lobos diurnos aullando

con muecas a la muerte

en cumbres de luna y vientre contra vientre,

forjando las cadenas

donde la libertad de palabra son

eslabones de fiebre.

Así es nuestra noche de amor y furia

un jardín de olvido y magia,

semillas de naufrago extranjero

disfrazando las galerías amotinadas de pasión

que ruge

¡pan para los pájaros!

¡pan para los pájaros extraviados!

y música de cucharas entre la rejas

acompasan la ceremonia del condenado

que con sus manos jalea el concierto.

¡pan y música!

como tu brazo sobre los ojos cuando despertabas.

Carlos Fernández

MI SOLEDAD ESTÁ HECHA DE TI

Tantas veces salí a buscarte y no te hallé

que cobraron vida los burlones bufones del destino.

Llegaste un invierno cualquiera, esperarte no fue anticipo,

transformaste mis presagios, todas las frases.

Atravesando hondos precipicios de incomprensión,

me hiciste acompañar por príncipes renacidos,

ilusiones engarzadas al fulgor de tu cuerpo,

bocanada de vida en un ser moribundo.

Capataz de un ejército de obreros,

levantaste gruesas cadenas que me ataban al destierro,

alumbraste mi propio nombre, presagio de un nuevo destino.

Incandesdente, patrono del nuevo verbo,

me has hecho llegar a la verdadera soledad,

después de ti yo soy otros.

Helena Trujillo

ES TAN EXTRAÑO PERDURAR

Enrique Molina

Es tan extraño perdurar, y tan acuciante,

que derramo mi vida sobre tu piel

para que todo sea eternamente efímero.

Quiero vivir sin esperanzas y sin justicia,

sin libertad aciaga y sin igualdad rasante.

Vivo en un mundo donde nadie se parece a nadie,

cadenas unidas a otras cadenas, ritmos oceánicos en cada pálpito.

Ha dejado de interesarme la distancia a tierra,

el fulgor perecedero, la ruina de aquella sonrisa.

Es tan extraño perdurar entre luces enmohecidas,

entre luces que claman la intensidad de las vestiduras.

Renuncio a mi boca y su sabor amargo,

a la dicha anónima y su rigor formal.

Es tan extraño perdurar en la página,

tan remoto el futuro cercano,

que en este momento soy feliz.

Amelia Díez Cuesta


QUIZAS

Quizás te amenazan las flores.

Quizás tu enemigo es el viento.

El gusto ansioso de una fruta.

El volcán negro de tu sexo.

Enrique Molina

Quizás nunca te enteres del perfume

De los cuerpos sobre el césped,

Ni del oficio de una bestia inocente,

Ni de las olas que golpean furiosas,

Cuando el amor se detiene.

Quizás no te acostumbres

A los lujos pueriles,

Ni al fuego intenso

Que tienen las fogatas

Quizás ningún relámpago

Iluminó tus pasos

Amenazados siempre.

Era en abril la memoria y el insomnio,

De los días que alejaban la ternura

Y el tiempo se detenía

Como un perro acobardado.

Este espejismo de niebla,

No tiene caricias ni lejanía.

Retomo con la cabeza

El perfecto círculo

De tus movimientos

Y tomo vino

Para mojar mis labios

Que alejan los demonios

De tu entierro.

Ruge la pólvora y con ojos

De fiera enjaulada, imagino

Prender el pasto seco

Que rodea la cabaña

Y partir por las huellas

De todas las pisadas.

Espera el universo

En mi garganta,

quizás

Un hombre y una mujer,

Sobre estas sábanas blancas.


Lucía Serrano

LA JAULA DEL PÁJARO Y EL HUESO DESNUDO

Busco tu vuelo en los destellos de una ecuación.

Una palabra desborda sobre tu nombre.

Balancea la posesión sus articulaciones

y desde las vías, corren los estremecimientos

yéndose las manos, siguiendo las maletas

depositadas en plena ciudad,

abriendo ventanas sobre los amantes

con cabeza de nácar, haciendo vacilar

el perfume del amor, peldaño a peldaño,

aceras donde el golpe

inquieta el fantasma que se ama.


Clémence Loonis

“AL MAR TAMBIÉN LE DUELEN
LAS PIEDRAS QUE LE CIÑEN”

Enrique Molina

Marcaron sobre tu pecho los días de la desidia.

Hasta quitaron a tu sangre su color de fuego.

Alas pusieron a tu llanto.

Yace entre tus sueños

alumbrada,

prendida a los soplos tibios de la noche,

la dulzura.

Tus pies no llevan a ninguna parte

oasis del mar donde no alcanza

el tumulto de tiempos revueltos

bañados en la locura.

Claire Deloupy


EL CRÓTALO DEL HORMIGUERO QUE SE RAMIFICA

Enrique Molina

Al amanecer comenzaba el juego, apuestas y descartes

entretenían los días, construyendo una partida de la que no conocía el final.

Gestos cotidianos robaban al paisaje las sombras tenebrosas

mientras en las esquinas el aroma de las magnolias inundaba las calles.

Un día el crótalo del hormiguero que se ramifica socavó la tierra de su casa,

puso en su mirada la nostalgia, robó de sus labios las palabras

y un gélido viento heló su mirada, perdida en un pasado cruel a la demencia.

Tenía tu cara y sin embargo

sentí el dolor de la ausencia ante ti, siniestra mascarada

donde columpia la razón de una vida.

Pilar Rojas


BAJO LAS MISMAS ALAS

(Olga Orozco)

¡Se inmortal!

Exangüe dentellada de la muerte en los familiares, lubricas de prontitud tu inmenso olor de acechar roído, capítulo en que nos comimos la envidia, la noche más bien barata, del cartón.

Supieron de las diatribas, los capilares. Apenas piedra, ni material de fisura pobre, como los vagabundos que florecían tras morir, sus vistosos rastros.

¡Aléjenme este frío piso de mar! No hay ojos en la arcaica saturación de la nada, siempre de los amantes, cuando al besar sus desgastados cuerpos, de masacre inaudita de las odres, el diagrama de los siglos, algo amarillo de retorcida letra, cual molécula compartida con los muertos, atentaba gris.

Tal vez unos cuantos retazos más, unas cuantas caricias de noche, hubieran restablecido el infinito batir contra el horizonte esta cartera gris, que ensordece detenida en un montón de guerras, trenzadas por los amantes.

Detenida sonrisa de los sonajeros, la caja vacía se acordó de ti. En esta frialdad, una voz, un eco resonando en la mirada, digo, un fulminante eco de no servir en esta esquina, pulsa un entender del arco iris, más bien fino que torturado, más fluido que un pájaro de cuerpo en su actitud. Cuando un amigo fiel te perdonaba era por lo imposible. Acabo, acabo ahora que te pienso, el nivel de alcoba, el estatuto de la impunidad, a modo de grandes capitales que velaban por los dientes en los espejos, no en la libertad del mar, ni tampoco en el roto agua de tus pies, sino en esos tristes y grandes lagrimales rociados de despedidas y de albatros, repletos de estranguladas horas, acechando maricas, esta noche de galones inhumanos.

Y dirás que una pequeña lágrima, un cantar amarillo de estruendo y fisionomía más bien calculada, de estructura alpargata este septiembre, en la paciencia de los ideales, fue la Otra de Dios. Manos longitudinales al compás raudo de la caña y el oleaje superfluo de los cuerpos, a la manera del vencer, siempre vencer.

Virginia Valdominos