¡Esa esponja gris! Ese marinero recién degollado. Ese río grande. Esa brisa de límites oscuros. Ese filo, amor, ese filo. Estaban los cuatro marineros luchando con el mundo. Con el mundo de aristas que ven todos los ojos. Con el mundo que no se puede recorrer sin caballos. Estaban uno, cien, mil marineros luchando con el mundo de las agudas velocidades, sin enterarse de que el mundo estaba solo por el cielo.
El mundo solo por el cielo solo. Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa. Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango. El mundo solo por el cielo solo y el aire a la salida de todas las aldeas. Cantaba la lombriz el terror de la rueda y el marinero degollado cantaba al oso de agua que lo había de estrechar y todos cantaban aleluya aleluya. Cielo desierto. Es lo mismo ¡lo mismo! aleluya.
He pasado toda la noche en los andamios de los arrabales dejándome la sangre por la escayola de los proyectos, ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura. No importa que cada minuto un niño nuevo agite sus ramitos de venas ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas, calme la sed de sangre de los que miran el desnudo. Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura. Alba no. Fábula inerte. Sólo esto: Desembocadura. ¡Oh esponja mía gris! ¡Oh cuello mío recién degollado! ¡Oh río grande mío! ¡Oh brisa mía de límites que no son míos! ¡Oh filo de mi amor! ¡Oh hiriente filo! Federico Garcia Lorca
GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h -revista virtual- COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA NÚMERO - 37- 19/12/09 Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
Cuadro: Amores que se van. Miguel Menassa
ALTOS PICOS
Un puñado de fiebre abre la ausencia
y juzga al beso sostenido por las sombras.
El cuerpo que busca hasta el final su cicatriz de muerte,
enmudece cualquier fonética de un gesto.
Silencio de cenizas en un invierno intermitente
donde algo no deja de caer, y no precisamente como un rayo
sino como una media voz exacta,
nombrando pieles que han sido bordes de heridas asombradas
de tanta inmadurez
arrojada en los escombros que propició la cólera.
Una sentencia inagotable y el vientre se abre dando lugar al nacimiento
pero vuelve a cerrarse indefenso ante la muerte.
No existen las palabras, todo es grito,
la cascada de sangre busca el labio
que infecundo une aire con aire
y desde todas partes surge la noche que ennegrece al mundo
y la luz queda sin dueño y el oxígeno intacto, dislocado,
rechaza cualquier combinación que transforme el alarido en canto.
El tiempo acaricia su sudario,
la flor traiciona al ojo y la mirada
vuelve a los subterráneos donde el brillo no encuentra su salida
y flor y luz son violentadas
por una lluvia de ojos olvidados, espaldas ciegas de algún sueño.
Lenta como una máscara, la vida vuela su fin
y se hace íntima detrás del pensamiento.
El origen, desfondado principio,
acarició una vez mi frente
me abrió y me cerró para darle lugar a mi vacío.
Abrí mis manos en el viento y yo también tiré mi primer piedra
y gané un corazón adentro mío que me miraba en todos los vaivenes
por los que navegué desnuda en la intemperie.
La lujuria dejó caer su sayo y la loca que espera la pregunta
zumbó a mi alrededor con un olor a polvo de destinos.
Respeté su mudez y me fui caminando despacito hasta doblar la esquina
y ver pasar, sin romper nada, a un hombre entero, buscando su latido.
Norma Menassa
Cuadro: Laberinto de la pasión. Amelia Díez.
LOS PERFILES DEL TIEMPO
Acústico e insonoro el tiempo insobornable
gira sobre las bocas y cae sobre las pieles.
Omnipresente ronda su ligereza sobre el hambre
y también sobre los ocasos de las costumbres.
Informe y deformante llega y se aleja sin premura.
Bestia indeleble no conoce ni desconoce.
Nace todos los días y nada lo apacigua
cuando sus puertas se abren a la nostalgia.
Insoportable belleza la del tiempo detenido
entre palabras , entre otros, entre todos,
como si fuera una fiera en libertad
una sed innombrable y su destierro.
Somos los habitantes de un tiempo que nos cobija,
una sombra que nos impele siempre hacia delante,
una coronación siempre pospuesta,
una inmortalidad grotesca entre sus brazos.
Los perfiles del tiempo agitan sus alas rotas
entre las ruinas históricas de las lenguas,
que nos sueñan una y otra vez
que nos hacen volar sin alas.
Amelia Díez Cuesta
Cuadro: Lentitud. Miguel Menassa
“POEMA"
Agito castañuelas
y toco palmas.
Algún galán
se muestra altanero
y canta.
Junto al jazmín
la carretera y el llano.
Atrás quedan humos,
ruido y manos.
Piso tierra y es de asfalto,
abro los ojos y es blanco.
Cambié la lluvia por nieve,
las historias por los cantos.
Desato algunos cordones
y me cambio los zapatos.
Cruz González Cardeñosa
Cuadro: Desde La Luna. Miguel Menassa.
LIBRE DE LÁGRIMA
No llueve no
-no llueve-,
una gota pesada
cae de tu cuerpo
pero no llueve no,
una gota redonda
se escurre de tu boca
-no es sangre-
ni lluvia ni sudor ni baba.
No llueve no,
un pequeño caracol huye de tus ojos
y no es llanto,
ni lluvia.
No llueve no
y hay plegarias por tu ausencia,
motas de tiempo,
potros salvajes por tu pelo,
cientos de camellos sedientos,
rinocerontes presos de tus ojos
y no llueve no.
Hoy no llueve.
Hoy eres libre de lágrima
libre de lluvia,
libre de pesado cielo,
eres libre de libertad,
por fin, libre de ti.
Marcela Villavella.
Cuadro: La perla de la sabiduría. Miguel Menassa
DE FRENTE
No sabe hacia dónde va,
qué está esperando
ni a quién;
pero camina.
Camina
con los pies descalzos,
la cara al viento
y el cuerpo fuerte.
Camina
con cierta urgencia,
con la ansiedad del porvenir,
de lo desconocido
y no temido.
Camina atravesando el presente.
Gaby Melluso
Cuadro: Puñales de la mirada. Amelia Díez.
INESPERADA SOLEDAD
Sordo crujir de pasos que se pierde entre la niebla,
quedo disfrazado de oscuridad.
Mis ropas húmedas delatan el duro camino.
La brújula no marca ni norte ni sur,
perdido en mi destino una vez alcanzado.
Se oyen clarines a lo lejos,
¿anuncian mi llegada o delatan
la batalla que culminará con mi destrucción?
Cae la música, también mi ánimo.
Vuelvo a mi inesperada soledad.
Cada paso, un vacío.
Añoro los soldados intuidos,
un sonido que delate otra presencia humana,
aunque enemiga.
Sólo me queda el silencio, el pasado.
Mi reloj quedó parado, como mi aliento.
¿Estaré ya muerto y sea este mi final?
¿Dónde quedaron los personajes bíblicos,
las almas perdidas, dónde mis ambiciones?
Un ruido estridente irrumpe en mi duelo.
Insoportable, a la vez que familiar.
Instintivamente mi mano se dirige
hacia el lugar oportuno.
Todo cesa. Despierto.
El sueño, esta vez, era mi único compañero.
Helena Trujillo Luque
Cuadro: A la vuelta de mi razón. Manuel Menassa
PARA QUE EXISTAS
En la orografía de mi rostro fingido
no existen ríos escenificando la vida y la muerte
ni lloran lágrimas amargas y sinceras mis ojos.
Porque no las hay.
En la palpitante huella de la muerte
donde en todo lo que nombro estás.
No escucho arpegios delirantes
de la luz a cualquier hora.
Pero hoy construyo tu cuerpo.
Para que existas.
Manuel Menassa de Lucia.
Cuadro: El resplandor de la espera. Amelia Díez.
LIBERTAD TRAICIONADA
Paseas por las calles de una vieja ciudad,
amurallando de anhelos inmortales
la savia que la habita.
En los portales, alacranados cuerpos apenas si saludan,
han olvidado que la pasión resquebraja maderas.
En las plazas, se hacinan los cadáveres
que tu mano apuñaló despacio.
Hay bares solitarios,
de sus mesas se ausentaron los dados.
Las luces mortecinas de las farolas te vislumbran,
allá arriba, yerta como los astros del firmamento
dibujando astronómicos carros donde tu nombre
se aloja en el estribo.
Hace falta ser ciego para no ver que apareces
y cauces imbornales trasmutan en cloacas vetustas,
que pretendes transfigurar el rostro de la luna
cubriendo tu cabeza con solemnidad frigia
que hiendes corazones.
Esta vez me di cuenta,
así que he decidido arrancarte la alas
y susurrarte al oído: baja del pedestal,
te presto una escalera.
Pilar Rojas
Cuadro: Versos de Oriente. Miguel Menassa.
LETRAS DE CAMBIO
Letras de cambio, bursátiles bujías,
letras de recambio, taladros y calderas,
frías palabras, bruscos amaneceres
palpitando en nasales fosas, horadando
vacías venas, músculos inservibles,
letreros que aseguran haber terminado.
Aquel rencor destronado, quien sabe,
árbol entusiasmado, no haya volado
pájaro de las cavernas, estrella enloquecida,
no haya volado como un pájaro tirotead
y sea recuerdo u olvido,
o haya volado y sea volar
en pos de volar.
Kepa Ríos Alday
Cuadro: Viento de banderas. Carlos Fernández.
LA ROSA Y LA GAVIOTA
Después de escuchar la noticia: “Dirigentes del PP valenciano no admiten dinero del Gobierno Central destinado a la compra de ordenadores para los niños porque estos pueden producir miopía”.
Atroces ornitorrincos transitan el cráneo del tirano.
Inocuas livideces señala la moral en manos del lacayo.
Son miserables las guerras, atroces los huesos vencidos
inenarrable la tinta inocua vertida en las esquelas
cuando las paredes escritas reciben la metralla de la otra España.
Nació parida por tres lenguas de perfil continente la rosa; y
la gaviota bucea mar adentro su vuelo infinito de justicia eterna.
La hoz y el martillo, la cruz y el águila son ancestros de atroces livideces
sobre la piel herida del toro que sangra sobre el albero su
no quiero, no quiero, no quiero torero.
Ella busca la pieza fácil sobre el barco ausente
cerca del puerto con su pico de juez
la gaviota blanca sobre el azul infierno.
Ella orada la tierra desde su frente de tallo,
en tu propio jardín, en la escuela de tus hijos y en tu cementerio
abriendo a la belleza su declinar vuelo de pétalos, la rosa.
Son tres las espadas que cruzan mi pecho, mi cerebro y
los atributos personales, tres son un redondel de cuerda
para el cuello dirá la gaviota,
para sustentar el talle y adornar tu pelo, dirá la rosa.
para escribirle un verso rojo y azul tugsteno,
un verso rojo y blanco, un verso de
¡aquí te espero!
Carlos Fernández
Cuadro:Lo que esperamos. Miguel Menassa.
TODO SU CUERPO SE ILUMINA
En mañanas excelsas de locura
el sutil perfume de su cuerpo,
resabio de luchas fogosas,
de amantes ya perdidos,
evocan la semblanza del corsario
a merced de su víctima.
Todo su cuerpo se ilumina,
frente a la terquedad del tiempo por pasar.
Yace inmune,
perfección diestra del artista.
Sabio azar ante el eclipse del destino.
Por siempre, será la luz de la ceguera.
Jorge Montironi
Cuadro:La barca del olvido. Miguel Menassa.
DESPACIO QUE VOY APURADO
La última vez que te vi, estabas sobre
un fondo apurado de oro blanco,
con manos de cristal,
tratando de tocar esa piel de antaño,
donde lo márgenes de tiempo se duermen.
Magnolias para tus labios de flor invernal,
me recuerdan caricias de brillos de mar.
La mujer que tú eres
siempre navega a favor del amor,
irguiéndose con voz de agua,
para ser esa luz que abrasa
cuando la frialdad de la vida
doblega mis espaldas.
Siempre quise acariciar ese acento tuyo
de montaña, que me hizo descubrir
la puntuación del verbo amor,
brillando en el espacio
entre tus olas, de marina errante,
entre tus puentes de palabras.
Miguel Martínez Fondón
Cuadro: El naufragio esperado.Claire Deloupy.
“NO TENGO QUE ESPERAR NINGÚN FUTURO”
MOM
No tengo que esperar ningún futuro
porque el futuro son nuestras manos escribiendo la vida.
Ese rumorhecho de versos
jadeo incesante y tormenta.
En cada instante alguien muere.
En cada instantealguien nace.
Uno mismo ve sus muertes sucesivas en cada alba
su nuevo alumbramientoen cada verso.
Paseo mis sueños desatados
por la meseta de tu loco deseo y eso es el futuro.
Veo en tu mirada agrandarse el horizonte
y sucumbo de nuevo.
Sucumbo al hechizo de tu voz combativa
de pie contra la estupidez y la desidia
de pie contra las tinieblas
de pie contra la muerte.
Claire Deloupy
Cuadro: Trapecio Astral. Amelia Díez.
FUEGO CRUZADO
Cuando cesó la balacera,
el olor de la pólvora en un verano bochornoso
nubló todo presagio.
Hubo un silencio perturbado
por el latido de lo que no muere,
ni aunque muera.
Hubo traiciones sin remedio,
sorpresivas lealtades
obediencias mentidas
rebeliones,
que siempre se adjetivan
con el sofocamiento.
Hubo tregua:
cese de hostilidades entre beligerantes
por tiempo determinado.
Hubo tiempo,
tiempo de desconcierto
de desamparo,
toda ilusión cayendo en un vacío.
Tiempo de palabras mullidas,
reposo del guerrero.
Se fue desperezando lenta la primavera.
Y hubo acuerdo
reparto del botín,
renovación de alianzas,
roce de palmas.
Agridulce sabor
de haber crecido.
Pálidas cicatrices en el alma.
Inés Barrio
Cuadro: Vendrá la mañana. Miguel Menassa.
SIN TÍTULO
No conozco la ímproba tarea que supone ser un hombre,
no conozco siquiera aquellos seres
que se saben que ríen porque enseñan sus dientes.
Hombres blancos, negros, morenos o amarillos,
largas filas de hombres,
levantando sus banderas, sus tanques y avaricias,
cayendo uno a uno,
entre números, prisas, furias y lamentos.
La pena escribe desde un puerto
donde el gemido de las sirenas redoblan el vacío,
donde el viento aulla entre harapos de gargantas emergentes,
rostros deceniza y pesadumbres amarillas con olor a ocre.
Posos inconfesables, noches espumosas y naufragios indiferentes
se funden en su sonrisa ambigua.
No hay dignidad posible
cuando el triste cuerpo amado,
cubierto de rosas nocturnas, nos abandona.
Y nos muestra, sin indolencia,
lo efímero de la existencia,
las huellas de los pasos que marcan el camino,
polvo y luz.
Vicente Prada Gómez
Cuadro: El suicidio de la marioneta. Alejandra Menassa.
BENDITO AÑO 34.
En el año de la muerte de Lorca, el 34, se representaban simultáneamentetres de sus obras teatrales de en Buenos Aires: Mariana Pineda, Bodas de Sangre y la Zapatera prodigiosa.
Bendito año 34, cuando tu María Pineda
se paseaba por Corrientes con aire de buena nueva,
bendito año 34, cuando el argéntico río anunciaba en carteleras
tus últimosamoríos:
la última boda de sangre:
él: Federico García, moreno de verde luna.
Ella: la que no es ninguna,
se desposaron en Mayo, cuando nadie lo quería,
y quizás madre le dijo: no te conviene esa niña.
y quizás padre le dijo:
qué mala cara que tiene,
está pálida y sombría, no le veo la sonrisa,
y se ve que ahí en el pecho,
no es oro lo que cobija.
Y Buenos Aires te amaba,
brazos altos, alta brisa,
sobre tus sienes doradas,
coronas se te deslizan,
¿porqué elegiste morir?
Mírala como te ama, mi Federico García;
toda la ciudad erguida para loar tu proeza.
Mientras, la zapaterita, parece que te decía:
zapatero a tus zapatos,
no te vayas de estaviña,
no hagas de uva para vino,
no derrames sangre poética
sobre esos, tus asesinos.
La fuente de cinco chorros,
ellos la hicieron contigo.
Bendito año 34 que la parca hizo maldito.
Alejandra Menassa
Cuadro: Multitudes. Carmen Salamanca
ELLA TAMBIÉN
Ella también reclamaba su parte.
Hurgó sin compasión
entre las ruinas de cada error consentido,
bajo estigmas de retorno intransigente,
sobre acolchados vientos y remotas incidencias
en el caldero displicente de los sueños.
Después de haber recorrido
parajes de insubordinación,
encontró caminos donde la vida
rueda en trasversales acercamientos al absurdo
mientras el corazón huye de su forma
y las manos coagulan dolor entre las uñas.
Bajo elmarchamo de esa piel sin memoria,
también ella quería esquivar
la infantil carroza de los años.
Carmen Salamanca.
Cuadro: A lomos del viento. Miguel Menassa.
ROCA INSEGURA
Poesía, amo de ti,
amo de ti, roca insegura,
tu hambre de locura,
de vida no pasada.
M.O.M.
Poesía, sexo de la locura insondable,
desequilibrio del hombre vivo,
humanidad extraterrestre,
zafiro incalculable bajo sombras.
Poesía, tus palabras nutren los abismos
y regresas sonriente transformada en gacela
con un hacha en la mano derecha
y el corazón partido a la izquierda.
Poesía, roca insegura,
líquines de ciénagas profundas,
vivo contigo exiliada del mundo.
Y me sacias poesía,
y cuando hacemos el amor
mi sexo es todo del mañana,
solemne música de alguna juventud.
Lucía Serrano
Cuadro: Observando la experiencia. Miguel Menassa.
POEMA SIN TÍTULO
Se descubre, se acerca sinuoso...
Primero su cálido sonido;
esa paz murmurante que, sin rencor,
recorre la calles y llega hasta mí.
Más tarde, el tanteo de los sentidos
rompe los diques del amor,
y como si nadie tuviera nada que ver,
soy atacada por un aluvión de olores;
esperanzas con promesas impresas en oro,
que me hacen sospechar de lo oculto.
Bajo ese aroma desconcertante,
teñida por la incertidumbre,
voy tomando la forma de las aceras,
me pliego en mil esquinas y
sigo, irreverente, mi camino.
De espaldas al temor de tu imagen,
contuve todas mis emociones,
pero intuía, que en cualquier momento,
tendría que girar mis ojos,
diagramar una paralela hacia el infinito
y verte.
Esta vez, no tuve miedo,
en todos estos años,
tracé oblicuos pensamientos
posibles alternativas para huir,
ahora sé, que de nada sirven tantas acrobacias,
que al ayuno interior, se vence
por losmismos caminos,
por los que se ama.
Sé que tu aroma a hombre
se escribe una cada uno de tus versos,
por eso, sigo amándote,
cuerpo a cuerpo, palabra a palabra.
Magdalena Salamanca
Cuadro: Los brillos de la noche. Miguel Menassa.
SIN TÍTULO
Le repite la historia como si fuera la primera vez:
GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h -revista virtual- COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA NÚMERO - 36- 12/12/09 Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
Cuadro: Alerta onírica, de Amelia dDíez Cuesta
YO VIVIRÉ EN MI CANTO Y ÉSA SERÁ TODA MI FORTALEZA
Yo soy la que un día amaneció sobre la faz de esta tierra Yo viviré como nadie ha vivido, como cada terrestre Yo viviré encadenada a la palabra para siempre Yo viviré en mi catarata incendiaria y en mi propia sed Yo viviré en mi canto desde que el silencio me inventó Yo viviré en mi canto porque era mi destino primero Yo viviré en mi canto y ésa mi única misión Yo viviré en mi canto y ésa será mi garantía Yo viviré en mi canto y ésa será toda mi hambre Yo viviré en mi canto y ésa será toda mi razón de ser Yo viviré en mi canto y ésa será toda mi fortaleza. Soy la que no espera para ser ni para tener Soy la que se desnuda de su propia desnudez Soy y no soy, tengo y no tengo, existo y no existo, y sin embargo hablo y escribo para todo ello. Ahora me despido porque dejar de pedir también es necesario para poder permanecer.
Amelia Díez Cuesta
Cuadro: La sublimación. Miguel Oscar Menassa
LA NOVEDAD SOY YO
Comenzaban a aparecer pensamientos que nunca me atreví a soñar, fantasías, algunas tristes otras felices donde no encontraba exactamente el lugar. A mí alrededor la vida había cambiado no la reconocía claramente como mía. Sin embargo la novedad estaba en mi mirada. Soy yo.
María Chévez
Cuadro: Espejismos del sol. Miguel Oscar Menassa.
AHORA ME GUSTARIA DEDICARME A OTRA COSA.
Me acerco a la ventana, sencilla, iluminada por una ancestral locura suburbana y]
extravío la mirada que ve detrás del vidrio. Allí, el paisaje nunca es igual.] Escena donde los escombros están intactos y la esperanza voló con la tempestad.] El corazón del infierno conversa en tono de blues con la luna.] Suspendo toda rutina y busco lo ambiguo que tienen las viejas costumbres, las invisibles] cicatrices que ya no sangran. Antes de dormir, confundida, imagino abandonar las playas azotadas por el viento y] dejar esta memoria en el polvo sagrado del río. Hay a la distancia, colores que aún no he conocido y acudo a las plegarias para definir el] rumbo nuevo. Después monto a caballo, sujeto bien las riendas y bebo de los naranjos, su jugo.] Prendo fogatas imaginarias, donde todo desaparece en el humo de ese fuego y las] cenizas son, el antes. Huésped, que dejó pasar inadvertido y escuchó los tonos que susurran entre las ramas de] los árboles altos. Con este cielo todo para mí, entrego mis pasiones a la hermosura del próximo encuentro] Es libre ahora el aire que toca mis labios suavemente.] Me pierdo y al volver, las fosforescencias se alzan como esfinges doradas frente a mí.] Recuerdo las caricias infantiles, aquél amor burlado por la rabia y decido quedarme] quieta esperando un sol de terciopelo, un abanico en medio del desierto, un trapecio de] cristal, para seguir hamacándome al compás de este soplo que jamás termina.] Las vísceras son las que desean cambiar los lugares, aplaudir los fantasmas y cuidar por] sobre todo las semillas recién plantadas a la vera del río. Un hombre me mira y no comprende porqué me quedo aquí, bajo esta lluvia que borra] todo rastro. Violenta la niebla se defiende del mal.] La oscuridad de las cosas, el miedo a la nada polvorienta, la furia de las venas que ya no] sangran, quieren entablar discordias con mi amado corazón, que no desea moverse de este sitio, hacerle un homenaje a la otra orilla.
Lucía Serrano
Cuadro. Amanecer en tus brazos. Miguel Menassa
TE AMO EXACTAMENTE EN EL TIEMPO DONDE NUESTRA EXISTENCIA COMO AMANTES ES LEVE
Tus palabras desbocadas abriéndose camino en mi piel siembran a su paso libertad invaden mi sangre mi letra.
Transfigurado espejo el reino de lo imposible ha llegado hasta nosotros.
Tejemos, amor, con nuestros besos con nuestros versos ligeras, indestructibles alas para los precipicios de la vida.
Cuando somos amantes amantísimos amantes nada pesa. Ni nuestros cuerpos, ni los años. Todo es volar, incandescencia y vuelo. Intensa levedad.
Claire Deloupy
Cuadro: Amores Nocturnos. Miguel Menassa
ADIÓS PUES Mi pequeña vaca, anoche yo misma quise ser tú. Transformé mi cuerpo para, voluptuosamente, sentir tus colmadas ubres y el sabor de la clorofila entre mis dientes. Quise ser tu latido, cada movimiento tu movimiento, un recuerdo que rumiaba, una vez más. Añoro aquellas noches de lecturas interminables, las pasiones compartidas entre volutas de humo y risas cómplices. Olvidábamos toda incomprensión y nos multiplicábamos en cada verso, siendo piel de cada uno de los millones de seres que pueblan la tierra. Quise alcanzarte, vaca, fui capaz de tomar todas las drogas para producir tu imagen amada. Vacié las estanterías de todos los supermercados para sumergirme en tu blanca leche, puro jugo con el que tantas veces me saciaste. Compré acciones de las grandes compañías lácteas, fui a todos los campos, las granjas y nada conseguí. Ninguno era tu cuerpo, ningún mugido, tu mugido soñado. Vaca mía, vaca perdida. Rompo el pasado con mi desesperación. Parto en busca de otros mundos, abandono toda ilusión para encontrarme, vaca propia, nombre propio, en esa novedad.
Helena Trujillo Luque
Cuadro: Miguel Menassa. Muchacha escapando en canoa.
“PUEDE SIEMPRE PERO A VECES MUY POCO”
A los compañeros dedico el techo que se eleva desde la repleta sala donde los urgentes demandan querer saber la hora exacta en que la noria se detiene para cada vigilante en la firma que dictamina la primera y única causa.
Sois compañeros como el sol que nunca pudo de la noche secuestrar una estrella y sin embargo empecinadamente insiste en volver a declinar el latín de la rosa y cantar la inolvidable tabla que aúna, más allá de toda suma, la serie auténtica de la producción.
Puede siempre, la arena sostener con su espalda las pirámides, y poco puede del agua, escapando entre los dedos, alivia la sed de los muertos que… agradecidos alimentan rosales con la efímera belleza del disfraz de su esqueleto que una vez con permiso hurté del osario.
Vosotros compañeros, así como la glándula se alimenta del tuétano y con el carbón prende antorchas de silencio así compañeros, es la selva del goce ante la inminente llegada del premio.
Carlos Fernández
Cuadro: Rasgado por el tiempo. Miguel Menassa
EL HOMBRE NUNCA VA DIRECTAMENTE A LA GRANDEZA
Y ¿para qué? Me preguntó. Yo no supe qué contestar. ¿Para qué, qué? Dije, y como en una espiral de sueños se deshizo en palabras, palabras de terciopelo, palabras ocres, vituperantes palabras que sangraban hasta morir.
Toda la habitación se llenó de pedacitos de aquella conversación; sílabas, letras y algún hiato, tapizaron indiscriminadamente todo el suelo. Casi no podíamos movernos, la frases arrinconaban nuestros cuerpos entre sí y se entrelazaban, sensualmente, como si el mundo fuera a terminarse en ese preciso instante.
Como venido de las profundidades de una cueva olvidada, hubo silencio. Las paredes recobraron su forma y las tonalidades de la piel se acercaron más al austero despertar que al contoneo nocturno. Pudo ser un sueño, me decían sus ojos, o quizá una fantasía, pudo ser la historia o quizá la ausencia de vida, pudo ser el hombre. Sí, contesté: El hombre nunca va directamente a la grandeza.
Magdalena Salamanca
Cuadro: El ojo y sus tentáculos. Carmen Salamanca.
LA MUERTE ES MENOS QUE EL OLVIDO
En el extremo inferior de mis cejas, habitan espectros de nítida resolución entre mascarones de una proa desasida.
Retumba, en los espejos, un tránsito afín a mi locura mientras la realidad impone su certeza:
La muerte es menos que el olvido y el olvido sucumbe ante tu voz.
Carmen Salamanca
Cuadro: Poniente. Miguel Menassa
SALIR A LA CALLE ES CARO DICEN LOS POBRES Y ESO VA SIENDO SU VIDA
Hacen de las fabulosas miserias una sombra que va creciendo como la silueta de su Edén.
Caminan cabizbajos soñando el oasis interminable de sueños sin existencia.
Nunca llegará a navegar por el Nilo, no tendrán sepultura.
Peregrinan como habitantes de una tierra que musita cuando alguien pasa con su huella rota, habitada de ojos vacíos. Les pesa el cuerpo.
Aquello quietamente reflejado es el final que arranca el alma del corazón. El verbo deshecho y fundido de esa pobre vida que igual, algún día deja de ser hoja seca, tiempo muerto, pasado sombrío.
Mónica López Bordón
Cuadro: La paloma de la Paz. Alejandra Menassa
CUANDO SE PIERDE EL NOMBRE
Aprendí a diluirme en las cosas: acuarela perfecta en la caricia de las olas. A confundir mis células con los versos, mi nombre en los pinceles, mi irredenta rebeldía en el largometraje de las horas.
Al principio había en mí una insistencia en figurar en los carteles, en ser el brillo de las luces de neón. Pretendía ser anunciada a mi llegada a los aeropuertos, ser jaleada en los ascensores, aplaudida en los baños públicos, mi nombre en las enciclopedias. Pero desistí pronto. No se pueden firmar cada uno de los pasos, dar una impronta personal a los saludos de bienvenida y despedida, besar siempre como la misma Alejandra los labios del destino.
Así que cumplí 37 estaciones, me bajé y me subí 36 veces de los trenes, y decidí que no se puede poner el nombre en cada cosa que uno toca.
Alejandra Menassa de Lucia.
Cuadro: Reproducción automática. Miguel Menassa
ESTAMOS CONDENADOS A DEMOSTRAR LA IMPORTANCIA DEL TRABAJO Tuviste ocasión de trabajar pero no, te convertiste en agua porque sabías que para volver tendrías que naufragar.
Hubo creación con aquellos fines absurdos de palabras que circulaban por avenidas de mediocridad, ahuyentando al amor, verdadero oficio de mi casta.
Aprendí a confeccionar en un telar de paciencia, con los hilos de tus idas y venidas, un armonioso armiño, que abrigó mis noches de soledad, cuando tu nombre vagó por otro cuerpos que no eran el mío.
Traté de armonizar cada esquina de ti, para que no fueras un obstáculo a tus ambiciones infantiles de princesa destronada. Yo dejé de ser el macabro tiempo porque las horas muertas que ahuyentaron mi gélida voz a ti, te complacieron con engaños.
Ni dije nada, ni dudé.
Me prendí a mi trabajo, volviendo a ser ese botón que cerró el broche de mis pensamientos. Tampoco pensé en denunciarte a los policías del alma, aquellos que cuando traicionas al amor, te encierran en una celda de noche sombría, donde te quitan el dolor: auténtico camino para tus pies de náufrago errante.
Miguel Martínez
Cuadro: Visitas al corazón. Olga de Lucia
ME ACERCO A LOS ABISMOS Sutil equilibrista, me deslizo al filo de esta cuerda que progresa siempre hacia adelante. En cruz los brazos, haciendo contrapeso en el vacío para ocultar este temblor que cosquillea en las piernas, aprieta en el estómago, se apodera de los fantasmas que giran sin cesar, rueda alucinada, hasta marear los pensamientos. Decapitada la razón, me acerco a los abismos para surgir cual alborada, de la lúgubre soledad de esta aciaga noche.
Olga de Lucia
Cuadro: la Guerra de los dioses
¿Qué haremos con el mundo, mi amor?....
Me ha pedido un poema. Un pequeño poema con fecha de vencimiento con pasión, con estilo, que diga algo del mundo y de nosotros, que estamos en el mundo. Y que diga además, qué haremos con todo lo que hay que hacer. con todo lo mal hecho y aún con lo bien hecho, para que siga vivo. Un poema urgente, minucioso conciso, contundente, me dice, con la tranquilidad de quien me pide un beso pregunta por la hora o por si llueve.
Y yo exprimí tinieblas corté hortensias acordé citas con la muerte, que aún no viene, para abrevar de su sabiduría, me extendí junto al mar para sentir su palpitante corazón y algo de esa justicia natural para los hombres, que caen rendidos como pájaros de plomo en los caminos.
No hay un verso que nombre un hijo desgajado, y hasta lo bello necesita silencio. No pude ese poema como no puedo casi nada, pero no es la respuesta que no fue, sino la aguda espina que vive de tu deseo, en mi pecho: Abrí los ojos ante el mundo, amor mío. Desempolvé el dolor, las sombras y la vergüenza revolucionaria, y me dispuse a una fraternidad, a un destino.
Inés Barrio
Cuadro: Punto de encuentro. Miguel Menassa
EL MUNDO DE LAS IDEAS
“Me siento contento de que mi manera de pensar las ideas necesite del mundo de las ideas.” Miguel Oscar Menassa
No siempre era verano, una brisa votiva nos cobijaba en la casa. Tú, abandonabas tu cuerpo en el sofá mientras tus ojos se afincaban en la pequeña realidad que brotaba de los cristales. El crepúsculo iba arrancando con furia los colores de la vida y más allá de la fría vidriera el mundo se tornaba gris y opaco.
La voz armoniosa, confundida entre tus palabras y las mías, iba enredándose en una poliédrica tela de araña atrapando las pausas que rehusaban, en un combate a muerte, ser el manjar de las próximas palabras, esas, que azoradas, desplegaban sobre el tapete los naipes de una partida que nunca jugabas. Había algo de crueldad en el descanso.
Luego, el aroma de selvas no viajadas nos embriagaba, inundaba la estancia de espejismos, arrancaba el oxigeno de los labios agónicos y desvanecidos, casi sin fuerzas, nos lanzábamos, con la esperanza de los moribundos, hacia el fondo de la habitación, allí donde los libros nos sumergían en el mundo de las ideas.
Pilar Rojas
Cuadro: Nocturno en el mar. Miguel Menassa
DEL SER NO ME INTERESAN LAS CONCLUSIONES.
¿Qué es el ser?
Sobre la espuma el mar, debil veleta sin brisa. Sobre la pausa la prisa de una mano al buscar.
¿Qué es el ser?
Ciego y desfallecido en la querencia inerte, hallo este alarido: Sobre el ojo la muerte.
Manuel Menassa de Lucia
Cuadro: Caravana de luz. Miguel Menassa
MEDIA NARANJA, MEDIO CAMINO Las medias naranjas tendrán solo medio camino Miguel Menassa El aroma de los frutales La sabiduría del color, El jugo incesante de todas las naranjas Redondas, enteras de sabor, de milagro primero. Debes saber que llevo una máscara para salir a escena Hay trechos del camino experiencias de amor inexactas lunas partidas en oro ausentes de cosmos. Debes saber que llevo una máscara para salir a escena llevo una máscara un brillo paralelo tengo entre los brazos una bandeja de golosinas el deseo de lo múltiple Llevo una máscara Un arma secreta Una tijera Las huellas personales mutando en primavera Llevo una máscara El recorte definitivo de mi nombre Llevo una máscara el tatuaje indeleble perpetuo de no ser yo.
Marcela Villavella
Cuadro: Desde la luna. Miguel Menassa
NADA DE LO QUE SE VE TIENE EL VALOR QUE SE LE DA
Nada de lo que se ve tiene el valor que se le da. La rosa roja perfumada lastima con sus espinas. El medio vaso lleno tiene también el medio vaso vacío. La cobija que tapa la cabeza desabriga los pies. La más rica miga de pan tiene corteza imposible de morder. El verano festeja el alma pero arruina la piel. Hablar…
Hablar es hablar.
Gaby Melluso
Cuadro: Tres tiempos del amor. Miguel Menassa SOLEA 1
Solea, te estás muriendo siempre como una antigua oración, rueda olvidada que pasa sobre el odio y el amor.
Pisando los pensamientos como se pisa una flor, pisa esta huella olvidada desnudando su color.
SOLEA 2
Solea te estás ahogando en amargura y dolor no entiendes estar atada. Con leves hilos de voz, los nudos se deshicieron ¿de qué pedirás perdón?
Música gastada y ronca, no sabes que estás hablando al fondo de una traición. A la muerte le cantabas para volverla canción.
Kepa Ríos Alday
Cuadro: El botón izquierdo. Miguel Menassa
SE LLAMA REBELIÓN A LO QUE SE SOFOCA
Amarga flor de primavera, ¿habrás pensado en la memoria de aquel soldado cayéndose su nombre entre tus pétalos, preguntando con sus ojos si fue leal la muerte con los compañeros?
Perros, dulces y hermanos, enceguecidos lagartos, habitantes de oscuras cuevas sin sueño, lenta invasión de algún susurro que les ahoga. Tan murientes de vida, tan sordamente aprisionados, subterráneas voces intentando romper algún muro, subir de la tristeza y alcanzar de la cima del corazón, alguna puerta abierta.
Canto ardiente, ensangrentadas coronas, voz del pueblo girando entre calles marineras, con la luz entre las manos gritan: ¡pronto un día volverán!.
Y a ti, soldado de claridad sencilla y victorioso acero, te hirieron, te golpearon, te dieron muerte, sofocada rebelión, donde la alegría de costado, paseó con el espanto.