domingo, 27 de diciembre de 2009

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 26-12-09



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h

-revista virtual-

COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA

NÚMERO - 38- 26/12/09
Especial Navidad


NAVIDAD EN EL HUDSON

¡Esa esponja gris!
Ese marinero recién degollado.
Ese río grande.
Esa brisa de límites oscuros.
Ese filo, amor, ese filo.
Estaban los cuatro marineros luchando con el mundo.
Con el mundo de aristas que ven todos los ojos.
Con el mundo que no se puede recorrer sin caballos.
Estaban uno, cien, mil marineros
luchando con el mundo de las agudas velocidades,
sin enterarse de que el mundo
estaba solo por el cielo.

El mundo solo por el cielo solo.
Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa.
Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango.
El mundo solo por el cielo solo
y el aire a la salida de todas las aldeas.
Cantaba la lombriz el terror de la rueda
y el marinero degollado
cantaba al oso de agua que lo había de estrechar
y todos cantaban aleluya
aleluya. Cielo desierto.
Es lo mismo ¡lo mismo! aleluya.

He pasado toda la noche en los andamios de los arrabales
dejándome la sangre por la escayola de los proyectos,
ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas
y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura.
No importa que cada minuto
un niño nuevo agite sus ramitos de venas
ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas,
calme la sed de sangre de los que miran el desnudo.
Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura.
Alba no. Fábula inerte.
Sólo esto: Desembocadura.
¡Oh esponja mía gris!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor! ¡Oh hiriente filo!


Federico Garcia Lorca




domingo, 20 de diciembre de 2009

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 19-12-09


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 37- 19/12/09
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa



Cuadro: Amores que se van. Miguel Menassa




ALTOS PICOS




Un puñado de fiebre abre la ausencia


y juzga al beso sostenido por las sombras.


El cuerpo que busca hasta el final su cicatriz de muerte,


enmudece cualquier fonética de un gesto.


Silencio de cenizas en un invierno intermitente


donde algo no deja de caer, y no precisamente como un rayo


sino como una media voz exacta,


nombrando pieles que han sido bordes de heridas asombradas


de tanta inmadurez


arrojada en los escombros que propició la cólera.


Una sentencia inagotable y el vientre se abre dando lugar al nacimiento


pero vuelve a cerrarse indefenso ante la muerte.


No existen las palabras, todo es grito,


la cascada de sangre busca el labio


que infecundo une aire con aire


y desde todas partes surge la noche que ennegrece al mundo


y la luz queda sin dueño y el oxígeno intacto, dislocado,


rechaza cualquier combinación que transforme el alarido en canto.


El tiempo acaricia su sudario,


la flor traiciona al ojo y la mirada


vuelve a los subterráneos donde el brillo no encuentra su salida


y flor y luz son violentadas


por una lluvia de ojos olvidados, espaldas ciegas de algún sueño.


Lenta como una máscara, la vida vuela su fin


y se hace íntima detrás del pensamiento.


El origen, desfondado principio,


acarició una vez mi frente


me abrió y me cerró para darle lugar a mi vacío.


Abrí mis manos en el viento y yo también tiré mi primer piedra


y gané un corazón adentro mío que me miraba en todos los vaivenes


por los que navegué desnuda en la intemperie.


La lujuria dejó caer su sayo y la loca que espera la pregunta


zumbó a mi alrededor con un olor a polvo de destinos.


Respeté su mudez y me fui caminando despacito hasta doblar la esquina


y ver pasar, sin romper nada, a un hombre entero, buscando su latido.



Norma Menassa





Cuadro: Laberinto de la pasión. Amelia Díez.



LOS PERFILES DEL TIEMPO


Acústico e insonoro el tiempo insobornable


gira sobre las bocas y cae sobre las pieles.


Omnipresente ronda su ligereza sobre el hambre


y también sobre los ocasos de las costumbres.



Informe y deformante llega y se aleja sin premura.


Bestia indeleble no conoce ni desconoce.


Nace todos los días y nada lo apacigua


cuando sus puertas se abren a la nostalgia.



Insoportable belleza la del tiempo detenido


entre palabras , entre otros, entre todos,


como si fuera una fiera en libertad


una sed innombrable y su destierro.



Somos los habitantes de un tiempo que nos cobija,


una sombra que nos impele siempre hacia delante,


una coronación siempre pospuesta,


una inmortalidad grotesca entre sus brazos.



Los perfiles del tiempo agitan sus alas rotas


entre las ruinas históricas de las lenguas,


que nos sueñan una y otra vez


que nos hacen volar sin alas.



Amelia Díez Cuesta





Cuadro: Lentitud. Miguel Menassa



“POEMA"


Agito castañuelas


y toco palmas.


Algún galán


se muestra altanero


y canta.



Junto al jazmín


la carretera y el llano.


Atrás quedan humos,


ruido y manos.



Piso tierra y es de asfalto,


abro los ojos y es blanco.


Cambié la lluvia por nieve,


las historias por los cantos.



Desato algunos cordones


y me cambio los zapatos.



Cruz González Cardeñosa



Cuadro: Desde La Luna. Miguel Menassa.




LIBRE DE LÁGRIMA



No llueve no


-no llueve-,


una gota pesada


cae de tu cuerpo


pero no llueve no,


una gota redonda


se escurre de tu boca


-no es sangre-


ni lluvia ni sudor ni baba.


No llueve no,


un pequeño caracol huye de tus ojos


y no es llanto,


ni lluvia.


No llueve no


y hay plegarias por tu ausencia,


motas de tiempo,


potros salvajes por tu pelo,


cientos de camellos sedientos,


rinocerontes presos de tus ojos


y no llueve no.


Hoy no llueve.


Hoy eres libre de lágrima


libre de lluvia,


libre de pesado cielo,


eres libre de libertad,


por fin, libre de ti.





Marcela Villavella.





Cuadro: La perla de la sabiduría. Miguel Menassa



DE FRENTE


No sabe hacia dónde va,


qué está esperando


ni a quién;


pero camina.



Camina


con los pies descalzos,


la cara al viento


y el cuerpo fuerte.



Camina


con cierta urgencia,


con la ansiedad del porvenir,


de lo desconocido


y no temido.



Camina atravesando el presente.





Gaby Melluso






Cuadro: Puñales de la mirada. Amelia Díez.


INESPERADA SOLEDAD



Sordo crujir de pasos que se pierde entre la niebla,


quedo disfrazado de oscuridad.


Mis ropas húmedas delatan el duro camino.


La brújula no marca ni norte ni sur,


perdido en mi destino una vez alcanzado.


Se oyen clarines a lo lejos,


¿anuncian mi llegada o delatan


la batalla que culminará con mi destrucción?


Cae la música, también mi ánimo.


Vuelvo a mi inesperada soledad.


Cada paso, un vacío.


Añoro los soldados intuidos,


un sonido que delate otra presencia humana,


aunque enemiga.


Sólo me queda el silencio, el pasado.


Mi reloj quedó parado, como mi aliento.


¿Estaré ya muerto y sea este mi final?


¿Dónde quedaron los personajes bíblicos,


las almas perdidas, dónde mis ambiciones?


Un ruido estridente irrumpe en mi duelo.


Insoportable, a la vez que familiar.


Instintivamente mi mano se dirige


hacia el lugar oportuno.


Todo cesa. Despierto.


El sueño, esta vez, era mi único compañero.








Helena Trujillo Luque



Cuadro: A la vuelta de mi razón. Manuel Menassa


PARA QUE EXISTAS



En la orografía de mi rostro fingido


no existen ríos escenificando la vida y la muerte


ni lloran lágrimas amargas y sinceras mis ojos.


Porque no las hay.



En la palpitante huella de la muerte


donde en todo lo que nombro estás.


No escucho arpegios delirantes
de la luz a cualquier hora.



Pero hoy construyo tu cuerpo.


Para que existas.



Manuel Menassa de Lucia.




Cuadro: El resplandor de la espera. Amelia Díez.


LIBERTAD TRAICIONADA



Paseas por las calles de una vieja ciudad,


amurallando de anhelos inmortales


la savia que la habita.


En los portales, alacranados cuerpos apenas si saludan,


han olvidado que la pasión resquebraja maderas.


En las plazas, se hacinan los cadáveres


que tu mano apuñaló despacio.


Hay bares solitarios,


de sus mesas se ausentaron los dados.


Las luces mortecinas de las farolas te vislumbran,


allá arriba, yerta como los astros del firmamento


dibujando astronómicos carros donde tu nombre


se aloja en el estribo.



Hace falta ser ciego para no ver que apareces


y cauces imbornales trasmutan en cloacas vetustas,


que pretendes transfigurar el rostro de la luna


cubriendo tu cabeza con solemnidad frigia


que hiendes corazones.



Esta vez me di cuenta,


así que he decidido arrancarte la alas


y susurrarte al oído: baja del pedestal,


te presto una escalera.



Pilar Rojas



Cuadro: Versos de Oriente. Miguel Menassa.




LETRAS DE CAMBIO



Letras de cambio, bursátiles bujías,


letras de recambio, taladros y calderas,


frías palabras, bruscos amaneceres


palpitando en nasales fosas, horadando


vacías venas, músculos inservibles,


letreros que aseguran haber terminado.



Aquel rencor destronado, quien sabe,


árbol entusiasmado, no haya volado


pájaro de las cavernas, estrella enloquecida,


no haya volado como un pájaro tirotead


y sea recuerdo u olvido,


o haya volado y sea volar


en pos de volar.

Kepa Ríos Alday


Cuadro: Viento de banderas. Carlos Fernández.


LA ROSA Y LA GAVIOTA



Después de escuchar la noticia: “Dirigentes del PP valenciano no admiten dinero del Gobierno Central destinado a la compra de ordenadores para los niños porque estos pueden producir miopía”.



Atroces ornitorrincos transitan el cráneo del tirano.


Inocuas livideces señala la moral en manos del lacayo.



Son miserables las guerras, atroces los huesos vencidos


inenarrable la tinta inocua vertida en las esquelas


cuando las paredes escritas reciben la metralla de la otra España.



Nació parida por tres lenguas de perfil continente la rosa; y


la gaviota bucea mar adentro su vuelo infinito de justicia eterna.



La hoz y el martillo, la cruz y el águila son ancestros de atroces livideces


sobre la piel herida del toro que sangra sobre el albero su


no quiero, no quiero, no quiero torero.



Ella busca la pieza fácil sobre el barco ausente


cerca del puerto con su pico de juez


la gaviota blanca sobre el azul infierno.


Ella orada la tierra desde su frente de tallo,


en tu propio jardín, en la escuela de tus hijos y en tu cementerio


abriendo a la belleza su declinar vuelo de pétalos, la rosa.



Son tres las espadas que cruzan mi pecho, mi cerebro y


los atributos personales, tres son un redondel de cuerda


para el cuello dirá la gaviota,


para sustentar el talle y adornar tu pelo, dirá la rosa.


para escribirle un verso rojo y azul tugsteno,


un verso rojo y blanco, un verso de


¡aquí te espero!





Carlos Fernández






Cuadro:Lo que esperamos. Miguel Menassa.


TODO SU CUERPO SE ILUMINA



En mañanas excelsas de locura


el sutil perfume de su cuerpo,


resabio de luchas fogosas,


de amantes ya perdidos,


evocan la semblanza del corsario


a merced de su víctima.



Todo su cuerpo se ilumina,


frente a la terquedad del tiempo por pasar.


Yace inmune,


perfección diestra del artista.


Sabio azar ante el eclipse del destino.


Por siempre, será la luz de la ceguera.





Jorge Montironi




Cuadro:La barca del olvido. Miguel Menassa.



DESPACIO QUE VOY APURADO





La última vez que te vi, estabas sobre


un fondo apurado de oro blanco,


con manos de cristal,


tratando de tocar esa piel de antaño,


donde lo márgenes de tiempo se duermen.


Magnolias para tus labios de flor invernal,


me recuerdan caricias de brillos de mar.


La mujer que tú eres


siempre navega a favor del amor,


irguiéndose con voz de agua,


para ser esa luz que abrasa


cuando la frialdad de la vida


doblega mis espaldas.



Siempre quise acariciar ese acento tuyo


de montaña, que me hizo descubrir


la puntuación del verbo amor,


brillando en el espacio


entre tus olas, de marina errante,


entre tus puentes de palabras.





Miguel Martínez Fondón






Cuadro: El naufragio esperado.Claire Deloupy.


“NO TENGO QUE ESPERAR NINGÚN FUTURO”


MOM



No tengo que esperar ningún futuro


porque el futuro son nuestras manos escribiendo la vida.


Ese rumor hecho de versos


jadeo incesante y tormenta.


En cada instante alguien muere.


En cada instante alguien nace.


Uno mismo ve sus muertes sucesivas en cada alba


su nuevo alumbramiento en cada verso.



Paseo mis sueños desatados


por la meseta de tu loco deseo y eso es el futuro.


Veo en tu mirada agrandarse el horizonte


y sucumbo de nuevo.


Sucumbo al hechizo de tu voz combativa


de pie contra la estupidez y la desidia


de pie contra las tinieblas


de pie contra la muerte.



Claire Deloupy





Cuadro: Trapecio Astral. Amelia Díez.

FUEGO CRUZADO


Cuando cesó la balacera,


el olor de la pólvora en un verano bochornoso


nubló todo presagio.


Hubo un silencio perturbado


por el latido de lo que no muere,


ni aunque muera.


Hubo traiciones sin remedio,


sorpresivas lealtades


obediencias mentidas


rebeliones,


que siempre se adjetivan


con el sofocamiento.


Hubo tregua:


cese de hostilidades entre beligerantes


por tiempo determinado.


Hubo tiempo,


tiempo de desconcierto


de desamparo,


toda ilusión cayendo en un vacío.


Tiempo de palabras mullidas,


reposo del guerrero.



Se fue desperezando lenta la primavera.



Y hubo acuerdo


reparto del botín,


renovación de alianzas,


roce de palmas.


Agridulce sabor


de haber crecido.


Pálidas cicatrices en el alma.




Inés Barrio




Cuadro: Vendrá la mañana. Miguel Menassa.



SIN TÍTULO



No conozco la ímproba tarea que supone ser un hombre,


no conozco siquiera aquellos seres


que se saben que ríen porque enseñan sus dientes.



Hombres blancos, negros, morenos o amarillos,


largas filas de hombres,


levantando sus banderas, sus tanques y avaricias,


cayendo uno a uno,


entre números, prisas, furias y lamentos.



La pena escribe desde un puerto


donde el gemido de las sirenas redoblan el vacío,


donde el viento aulla entre harapos de gargantas emergentes,


rostros de ceniza y pesadumbres amarillas con olor a ocre.



Posos inconfesables, noches espumosas y naufragios indiferentes


se funden en su sonrisa ambigua.



No hay dignidad posible


cuando el triste cuerpo amado,


cubierto de rosas nocturnas, nos abandona.


Y nos muestra, sin indolencia,


lo efímero de la existencia,


las huellas de los pasos que marcan el camino,


polvo y luz.




Vicente Prada Gómez





Cuadro: El suicidio de la marioneta. Alejandra Menassa.





BENDITO AÑO 34.



En el año de la muerte de Lorca, el 34, se representaban simultáneamente tres de sus obras teatrales de en Buenos Aires: Mariana Pineda, Bodas de Sangre y la Zapatera prodigiosa.




Bendito año 34, cuando tu María Pineda


se paseaba por Corrientes con aire de buena nueva,


bendito año 34, cuando el argéntico río anunciaba en carteleras


tus últimos amoríos:


la última boda de sangre:


él: Federico García, moreno de verde luna.


Ella: la que no es ninguna,


se desposaron en Mayo, cuando nadie lo quería,


y quizás madre le dijo: no te conviene esa niña.


y quizás padre le dijo:


qué mala cara que tiene,


está pálida y sombría, no le veo la sonrisa,


y se ve que ahí en el pecho,


no es oro lo que cobija.


Y Buenos Aires te amaba,


brazos altos, alta brisa,


sobre tus sienes doradas,


coronas se te deslizan,


¿porqué elegiste morir?


Mírala como te ama, mi Federico García;


toda la ciudad erguida para loar tu proeza.


Mientras, la zapaterita, parece que te decía:


zapatero a tus zapatos,


no te vayas de esta viña,


no hagas de uva para vino,


no derrames sangre poética


sobre esos, tus asesinos.


La fuente de cinco chorros,


ellos la hicieron contigo.


Bendito año 34 que la parca hizo maldito.





Alejandra Menassa

Cuadro: Multitudes. Carmen Salamanca

ELLA TAMBIÉN



Ella también reclamaba su parte.



Hurgó sin compasión


entre las ruinas de cada error consentido,


bajo estigmas de retorno intransigente,


sobre acolchados vientos y remotas incidencias


en el caldero displicente de los sueños.



Después de haber recorrido


parajes de insubordinación,


encontró caminos donde la vida


rueda en trasversales acercamientos al absurdo


mientras el corazón huye de su forma


y las manos coagulan dolor entre las uñas.



Bajo el marchamo de esa piel sin memoria,


también ella quería esquivar


la infantil carroza de los años.



Carmen Salamanca.






Cuadro: A lomos del viento. Miguel Menassa.


ROCA INSEGURA



Poesía, amo de ti,


amo de ti, roca insegura,


tu hambre de locura,


de vida no pasada.


M.O.M.



Poesía, sexo de la locura insondable,


desequilibrio del hombre vivo,


humanidad extraterrestre,


zafiro incalculable bajo sombras.



Poesía, tus palabras nutren los abismos


y regresas sonriente transformada en gacela


con un hacha en la mano derecha


y el corazón partido a la izquierda.



Poesía, roca insegura,


líquines de ciénagas profundas,


vivo contigo exiliada del mundo.



Y me sacias poesía,


y cuando hacemos el amor


mi sexo es todo del mañana,


solemne música de alguna juventud.





Lucía Serrano





Cuadro: Observando la experiencia. Miguel Menassa.


POEMA SIN TÍTULO


Se descubre, se acerca sinuoso...



Primero su cálido sonido;


esa paz murmurante que, sin rencor,


recorre la calles y llega hasta mí.



Más tarde, el tanteo de los sentidos


rompe los diques del amor,


y como si nadie tuviera nada que ver,


soy atacada por un aluvión de olores;


esperanzas con promesas impresas en oro,


que me hacen sospechar de lo oculto.



Bajo ese aroma desconcertante,


teñida por la incertidumbre,


voy tomando la forma de las aceras,


me pliego en mil esquinas y


sigo, irreverente, mi camino.



De espaldas al temor de tu imagen,


contuve todas mis emociones,


pero intuía, que en cualquier momento,


tendría que girar mis ojos,


diagramar una paralela hacia el infinito


y verte.



Esta vez, no tuve miedo,


en todos estos años,


tracé oblicuos pensamientos


posibles alternativas para huir,


ahora sé, que de nada sirven tantas acrobacias,


que al ayuno interior, se vence


por los mismos caminos,


por los que se ama.



Sé que tu aroma a hombre


se escribe una cada uno de tus versos,


por eso, sigo amándote,


cuerpo a cuerpo, palabra a palabra.





Magdalena Salamanca


Cuadro: Los brillos de la noche. Miguel Menassa.


SIN TÍTULO



Le repite la historia como si fuera la primera vez:


ya no serás la luna y la muerte,


la risa y el alba


los cinco números


con todos sus puntos cardinales,


el sur y el oeste


con sus colores y sus sombras.



Ya no serás.



El día ha comenzado.


No supe ver y mi mano


cae, muerte abajo,


sin distancia.



Miro desde todos los lugares que amo,


inmensos


en los inacabables ojos del mundo.



Solivianto el eco de la noche,


su nudo en la garganta,


quiero huirla, desvencijarla


en el inevitable encuentro:


la muerte con la muerte


vencidas.




Mónica López Bordón




martes, 15 de diciembre de 2009

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS. 12/12/2009



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 36- 12/12/09
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa





Cuadro: Alerta onírica, de Amelia dDíez Cuesta



YO VIVIRÉ EN MI CANTO Y ÉSA SERÁ TODA MI FORTALEZA

Yo soy la que un día amaneció sobre la faz de esta tierra
Yo viviré como nadie ha vivido, como cada terrestre
Yo viviré encadenada a la palabra para siempre
Yo viviré en mi catarata incendiaria y en mi propia sed
Yo viviré en mi canto desde que el silencio me inventó
Yo viviré en mi canto porque era mi destino primero
Yo viviré en mi canto y ésa mi única misión
Yo viviré en mi canto y ésa será mi garantía
Yo viviré en mi canto y ésa será toda mi hambre
Yo viviré en mi canto y ésa será toda mi razón de ser
Yo viviré en mi canto y ésa será toda mi fortaleza.
Soy la que no espera para ser ni para tener
Soy la que se desnuda de su propia desnudez
Soy y no soy, tengo y no tengo, existo y no existo,
y sin embargo hablo y escribo para todo ello.
Ahora me despido porque dejar de pedir
también es necesario para poder permanecer.

Amelia Díez Cuesta



Cuadro: La sublimación. Miguel Oscar Menassa

LA NOVEDAD SOY YO

Comenzaban a aparecer pensamientos
que nunca me atreví a soñar,
fantasías, algunas tristes
otras felices
donde no encontraba exactamente
el lugar.
A mí alrededor la vida había cambiado
no la reconocía
claramente
como mía.
Sin embargo la novedad
estaba en mi mirada.
Soy yo.


María Chévez




Cuadro: Espejismos del sol. Miguel Oscar Menassa.

AHORA ME GUSTARIA DEDICARME A OTRA COSA.

Me acerco a la ventana, sencilla, iluminada por una ancestral locura suburbana y]

extravío la mirada que ve detrás del vidrio. Allí, el paisaje nunca es igual.]
Escena donde los escombros están intactos y la esperanza voló con la tempestad.]
El corazón del infierno conversa en tono de blues con la luna.]
Suspendo toda rutina y busco lo ambiguo que tienen las viejas costumbres, las invisibles] cicatrices que ya no sangran.
Antes de dormir, confundida, imagino abandonar las playas azotadas por el viento y] dejar esta memoria en el polvo sagrado del río.
Hay a la distancia, colores que aún no he conocido y acudo a las plegarias para definir el] rumbo nuevo.
Después monto a caballo, sujeto bien las riendas y bebo de los naranjos, su jugo.]
Prendo fogatas imaginarias, donde todo desaparece en el humo de ese fuego y las] cenizas son, el antes.
Huésped, que dejó pasar inadvertido y escuchó los tonos que susurran entre las ramas de] los árboles altos.
Con este cielo todo para mí, entrego mis pasiones a la hermosura del próximo encuentro]
Es libre ahora el aire que toca mis labios suavemente.]
Me pierdo y al volver, las fosforescencias se alzan como esfinges doradas frente a mí.]
Recuerdo las caricias infantiles, aquél amor burlado por la rabia y decido quedarme]
quieta esperando un sol de terciopelo, un abanico en medio del desierto, un trapecio de] cristal, para seguir hamacándome al compás de este soplo que jamás termina.]
Las vísceras son las que desean cambiar los lugares, aplaudir los fantasmas y cuidar por] sobre todo las semillas recién plantadas a la vera del río.
Un hombre me mira y no comprende porqué me quedo aquí, bajo esta lluvia que borra] todo rastro. Violenta la niebla se defiende del mal.]
La oscuridad de las cosas, el miedo a la nada polvorienta, la furia de las venas que ya no] sangran, quieren entablar discordias con mi amado corazón, que no desea moverse de este sitio, hacerle un homenaje a la otra orilla.

Lucía Serrano




Cuadro. Amanecer en tus brazos. Miguel Menassa


TE AMO EXACTAMENTE EN EL TIEMPO
DONDE NUESTRA EXISTENCIA COMO AMANTES ES LEVE

Tus palabras desbocadas
abriéndose camino en mi piel
siembran a su paso libertad
invaden mi sangre
mi letra.

Transfigurado espejo
el reino de lo imposible
ha llegado hasta nosotros.

Tejemos, amor, con nuestros besos
con nuestros versos
ligeras, indestructibles alas
para los precipicios de la vida.

Cuando somos amantes
amantísimos amantes
nada pesa.
Ni nuestros cuerpos, ni los años.
Todo es volar,
incandescencia y vuelo.
Intensa levedad.

Claire Deloupy




Cuadro: Amores Nocturnos. Miguel Menassa

ADIÓS PUES
Mi pequeña vaca,
anoche yo misma quise ser tú.
Transformé mi cuerpo para, voluptuosamente,
sentir tus colmadas ubres y el sabor
de la clorofila entre mis dientes.
Quise ser tu latido,
cada movimiento tu movimiento,
un recuerdo que rumiaba,
una vez más.
Añoro aquellas noches de lecturas interminables,
las pasiones compartidas entre volutas de humo
y risas cómplices.
Olvidábamos toda incomprensión
y nos multiplicábamos en cada verso,
siendo piel de cada uno de los millones
de seres que pueblan la tierra.
Quise alcanzarte, vaca,
fui capaz de tomar todas las drogas
para producir tu imagen amada.
Vacié las estanterías de todos los supermercados
para sumergirme en tu blanca leche,
puro jugo con el que tantas veces me saciaste.
Compré acciones de las grandes compañías lácteas,
fui a todos los campos, las granjas
y nada conseguí.
Ninguno era tu cuerpo,
ningún mugido, tu mugido soñado.
Vaca mía, vaca perdida.
Rompo el pasado con mi desesperación.
Parto en busca de otros mundos,
abandono toda ilusión para encontrarme,
vaca propia, nombre propio, en esa novedad.

Helena Trujillo Luque



Cuadro: Miguel Menassa. Muchacha escapando en canoa.


“PUEDE SIEMPRE PERO A VECES MUY POCO”

A los compañeros dedico el techo que se eleva
desde la repleta sala donde los urgentes demandan
querer saber la hora exacta en que la noria se detiene
para cada vigilante en la firma que dictamina
la primera y única causa.

Sois compañeros como el sol que nunca pudo de la noche
secuestrar una estrella y sin embargo empecinadamente insiste
en volver a declinar el latín de la rosa
y cantar la inolvidable tabla que aúna,
más allá de toda suma,
la serie auténtica de la producción.

Puede siempre, la arena sostener con su espalda las pirámides,
y poco puede del agua, escapando entre los dedos,
alivia la sed de los muertos que… agradecidos
alimentan rosales con la efímera belleza
del disfraz de su esqueleto que
una vez con permiso hurté del osario.

Vosotros compañeros, así como la glándula se alimenta
del tuétano y con el carbón prende antorchas de silencio
así compañeros,
es la selva del goce ante la inminente llegada del premio.

Carlos Fernández



Cuadro: Rasgado por el tiempo. Miguel Menassa

EL HOMBRE NUNCA VA DIRECTAMENTE A LA GRANDEZA

Y ¿para qué? Me preguntó.
Yo no supe qué contestar.
¿Para qué, qué? Dije,
y como en una espiral de sueños
se deshizo en palabras, palabras
de terciopelo, palabras ocres,
vituperantes palabras
que sangraban hasta morir.

Toda la habitación se llenó
de pedacitos de aquella conversación;
sílabas, letras y algún hiato,
tapizaron indiscriminadamente
todo el suelo.
Casi no podíamos movernos,
la frases arrinconaban nuestros cuerpos entre sí
y se entrelazaban, sensualmente,
como si el mundo fuera a terminarse
en ese preciso instante.

Como venido de las profundidades
de una cueva olvidada, hubo silencio.
Las paredes recobraron su forma
y las tonalidades de la piel se acercaron más
al austero despertar que al contoneo nocturno.
Pudo ser un sueño, me decían sus ojos,
o quizá una fantasía, pudo ser la historia
o quizá la ausencia de vida, pudo ser el hombre.
Sí, contesté: El hombre nunca va
directamente a la grandeza.

Magdalena Salamanca




Cuadro: El ojo y sus tentáculos. Carmen Salamanca.

LA MUERTE ES MENOS QUE EL OLVIDO

En el extremo inferior de mis cejas,
habitan espectros de nítida resolución
entre mascarones de una proa desasida.

Retumba, en los espejos,
un tránsito afín a mi locura
mientras la realidad impone su certeza:

La muerte es menos que el olvido
y el olvido sucumbe ante tu voz.


Carmen Salamanca


Cuadro: Poniente. Miguel Menassa

SALIR A LA CALLE ES CARO DICEN LOS POBRES Y
ESO VA SIENDO SU VIDA

Hacen de las fabulosas miserias
una sombra que va creciendo
como la silueta de su Edén.

Caminan cabizbajos
soñando el oasis interminable
de sueños sin existencia.

Nunca llegará a navegar por el Nilo,
no tendrán sepultura.

Peregrinan como habitantes de una tierra
que musita cuando alguien pasa
con su huella rota, habitada de ojos vacíos.
Les pesa el cuerpo.

Aquello quietamente reflejado
es el final que arranca el alma del corazón.
El verbo deshecho y fundido
de esa pobre vida que igual,
algún día deja de ser hoja seca,
tiempo muerto, pasado sombrío.

Mónica López Bordón



Cuadro: La paloma de la Paz. Alejandra Menassa

CUANDO SE PIERDE EL NOMBRE

Aprendí a diluirme en las cosas:
acuarela perfecta en la caricia de las olas.
A confundir mis células con los versos,
mi nombre en los pinceles,
mi irredenta rebeldía en el largometraje de las horas.

Al principio había en mí una insistencia en figurar
en los carteles, en ser el brillo de las luces de neón.
Pretendía ser anunciada a mi llegada a los aeropuertos,
ser jaleada en los ascensores, aplaudida en los baños públicos,
mi nombre en las enciclopedias.
Pero desistí pronto. No se pueden firmar cada uno de los pasos,
dar una impronta personal a los saludos de bienvenida
y despedida, besar siempre como la misma Alejandra
los labios del destino.

Así que cumplí 37 estaciones, me bajé y me subí 36 veces de los trenes,
y decidí que no se puede poner el nombre en cada cosa que uno toca.

Alejandra Menassa de Lucia.


Cuadro: Reproducción automática. Miguel Menassa

ESTAMOS CONDENADOS A DEMOSTRAR LA IMPORTANCIA DEL TRABAJO
Tuviste ocasión de trabajar pero no,
te convertiste en agua porque sabías
que para volver tendrías que naufragar.

Hubo creación con aquellos fines absurdos
de palabras que circulaban por avenidas
de mediocridad, ahuyentando al amor,
verdadero oficio de mi casta.

Aprendí a confeccionar en un telar de paciencia,
con los hilos de tus idas y venidas, un armonioso armiño,
que abrigó mis noches de soledad,
cuando tu nombre vagó por otro cuerpos
que no eran el mío.

Traté de armonizar cada esquina de ti,
para que no fueras un obstáculo a tus ambiciones infantiles
de princesa destronada.
Yo dejé de ser el macabro tiempo
porque las horas muertas que ahuyentaron mi gélida voz
a ti, te complacieron con engaños.

Ni dije nada, ni dudé.

Me prendí a mi trabajo, volviendo a ser ese botón que
cerró el broche de mis pensamientos.
Tampoco pensé en denunciarte a los policías del alma,
aquellos que cuando traicionas al amor,
te encierran en una celda de noche sombría,
donde te quitan el dolor:
auténtico camino para tus pies de náufrago errante.

Miguel Martínez


Cuadro: Visitas al corazón. Olga de Lucia

ME ACERCO A LOS ABISMOS
Sutil equilibrista, me deslizo al filo de esta cuerda
que progresa siempre hacia adelante.
En cruz los brazos, haciendo contrapeso en el vacío
para ocultar este temblor que cosquillea en las piernas,
aprieta en el estómago, se apodera de los fantasmas
que giran sin cesar, rueda alucinada,
hasta marear los pensamientos.
Decapitada la razón, me acerco a los abismos
para surgir cual alborada,
de la lúgubre soledad de esta aciaga noche.

Olga de Lucia



Cuadro: la Guerra de los dioses

¿Qué haremos con el mundo, mi amor?....

Me ha pedido un poema.
Un pequeño poema
con fecha de vencimiento
con pasión, con estilo,
que diga algo del mundo y de nosotros,
que estamos en el mundo.
Y que diga además, qué haremos
con todo lo que hay que hacer.
con todo lo mal hecho
y aún con lo bien hecho,
para que siga vivo.
Un poema urgente, minucioso
conciso, contundente, me dice,
con la tranquilidad de quien me pide un beso
pregunta por la hora o por si llueve.

Y yo exprimí tinieblas
corté hortensias
acordé citas con la muerte, que aún no viene,
para abrevar de su sabiduría,
me extendí junto al mar
para sentir su palpitante corazón
y algo de esa justicia natural
para los hombres,
que caen rendidos
como pájaros de plomo en los caminos.

No hay un verso que nombre un hijo desgajado,
y hasta lo bello necesita silencio.
No pude ese poema
como no puedo casi nada,
pero no es la respuesta que no fue,
sino la aguda espina que vive de tu deseo, en mi pecho:
Abrí los ojos ante el mundo, amor mío.
Desempolvé el dolor, las sombras
y la vergüenza revolucionaria,
y me dispuse a una fraternidad,
a un destino.

Inés Barrio



Cuadro: Punto de encuentro. Miguel Menassa

EL MUNDO DE LAS IDEAS

“Me siento contento de que mi manera de pensar las ideas necesite del mundo de las ideas.”
Miguel Oscar Menassa



No siempre era verano,
una brisa votiva nos cobijaba en la casa.
Tú, abandonabas tu cuerpo en el sofá
mientras tus ojos se afincaban en la pequeña realidad
que brotaba de los cristales.
El crepúsculo iba arrancando con furia los colores de la vida
y más allá de la fría vidriera el mundo se tornaba gris y opaco.

La voz armoniosa, confundida entre tus palabras y las mías,
iba enredándose en una poliédrica tela de araña
atrapando las pausas que rehusaban, en un combate a muerte,
ser el manjar de las próximas palabras,
esas, que azoradas, desplegaban sobre el tapete
los naipes de una partida que nunca jugabas.
Había algo de crueldad en el descanso.

Luego, el aroma de selvas no viajadas nos embriagaba,
inundaba la estancia de espejismos,
arrancaba el oxigeno de los labios agónicos
y desvanecidos,
casi sin fuerzas, nos lanzábamos,
con la esperanza de los moribundos,
hacia el fondo de la habitación,
allí donde los libros nos sumergían en el mundo de las ideas.

Pilar Rojas



Cuadro: Nocturno en el mar. Miguel Menassa

DEL SER NO ME INTERESAN LAS CONCLUSIONES.


¿Qué es el ser?

Sobre la espuma el mar,
debil veleta sin brisa.
Sobre la pausa la prisa
de una mano al buscar.

¿Qué es el ser?

Ciego y desfallecido
en la querencia inerte,
hallo este alarido:
Sobre el ojo la muerte.

Manuel Menassa de Lucia


Cuadro: Caravana de luz. Miguel Menassa


MEDIA NARANJA, MEDIO CAMINO
Las medias naranjas tendrán solo medio camino
Miguel Menassa
El aroma de los frutales
La sabiduría del color,
El jugo incesante de todas las naranjas
Redondas, enteras de sabor, de milagro primero.
Debes saber que llevo una máscara para salir a escena
Hay trechos del camino
experiencias de amor inexactas
lunas partidas en oro
ausentes de cosmos.
Debes saber que llevo una máscara para salir a escena
llevo una máscara
un brillo paralelo
tengo entre los brazos una bandeja de golosinas
el deseo de lo múltiple
Llevo una máscara
Un arma secreta
Una tijera
Las huellas personales mutando en primavera
Llevo una máscara
El recorte definitivo de mi nombre
Llevo una máscara
el tatuaje indeleble
perpetuo de no ser yo.

Marcela Villavella


Cuadro: Desde la luna. Miguel Menassa

NADA DE LO QUE SE VE TIENE EL VALOR QUE SE LE DA


Nada de lo que se ve
tiene el valor que se le da.
La rosa roja perfumada
lastima con sus espinas.
El medio vaso lleno
tiene también el medio vaso vacío.
La cobija que tapa la cabeza
desabriga los pies.
La más rica miga de pan
tiene corteza imposible de morder.
El verano festeja el alma
pero arruina la piel.
Hablar…

Hablar es hablar.

Gaby Melluso


Cuadro: Tres tiempos del amor. Miguel Menassa
SOLEA 1

Solea, te estás muriendo siempre
como una antigua oración,
rueda olvidada que pasa
sobre el odio y el amor.

Pisando los pensamientos
como se pisa una flor,
pisa esta huella olvidada
desnudando su color.


SOLEA 2

Solea te estás ahogando
en amargura y dolor
no entiendes estar atada.
Con leves hilos de voz,
los nudos se deshicieron
¿de qué pedirás perdón?

Música gastada y ronca,
no sabes que estás hablando
al fondo de una traición.
A la muerte le cantabas
para volverla canción.


Kepa Ríos Alday



Cuadro: El botón izquierdo. Miguel Menassa

SE LLAMA REBELIÓN A LO QUE SE SOFOCA

Amarga flor de primavera,
¿habrás pensado en la memoria de aquel soldado
cayéndose su nombre entre tus pétalos,
preguntando con sus ojos
si fue leal la muerte con los compañeros?

Perros, dulces y hermanos,
enceguecidos lagartos,
habitantes de oscuras cuevas sin sueño,
lenta invasión de algún susurro que les ahoga.
Tan murientes de vida,
tan sordamente aprisionados,
subterráneas voces
intentando romper algún muro,
subir de la tristeza
y alcanzar de la cima del corazón,
alguna puerta abierta.

Canto ardiente, ensangrentadas coronas,
voz del pueblo girando entre calles marineras,
con la luz entre las manos gritan:
¡pronto un día volverán!.

Y a ti, soldado de claridad sencilla y victorioso acero,
te hirieron, te golpearon, te dieron muerte,
sofocada rebelión,
donde la alegría de costado, paseó con el espanto.

Vicente Prada Gómez